Por: Agostina Fasanella
Se acercan las fiestas y pareciera que todo comienza a moverse a un ritmo vertiginoso…
Nos desplazamos a una velocidad diferente a la habitual y pareciera que estamos decididos a terminar lo que nos falta para cerrar el año con “todo en orden”, ya que, con la finalización del año se termina también un ciclo, pero también comienza otro nuevo.
Todos, en mayor o menor medida, entramos en un estado emocional diferente en el que juegan, en gran medida, nuestras expectativas acerca de lo que queremos hacer y tener y acerca de lo que deberían hacer los otros.
Momento de reencuentros y desafíos.
Esta es la época de los encuentros con nuestros familiares y amigos y muchas veces contrastando con nuestros deseos de paz y amor, surgen las complicaciones acerca de cómo, dónde y con quién festejar.
Estas reuniones familiares ponen al descubierto conflictos de relación, muchas veces ocultos, que aparecen cuando debemos interactuar con los demás para planificar las fiestas. Es ahí cuando las expectativas “manchan” nuestras intenciones y desdibujan el propósito de “felices fiestas” transformándose en pulseadas para resolver problemas menores de organización.
Detrás de ellos están como dije, los conflictos ocultos. Nuestras decisiones pueden afectar a quienes nos rodean y provocar reacciones poco amigables cuando lo que resolvimos no coincide con sus expectativas. En ese sentido todo podría ser motivo de peleas y desencuentros.
Por esto las fiestas pueden ser una gran oportunidad para crecer como personas y analizar el verdadero sentido de nuestras expectativas.
Este es un buen momento para practicar la aceptación y la tolerancia hacia quienes nos rodean, priorizando las relaciones a nuestros deseos de tener todo controlado.
Estas fiestas que se avecinan no sólo son una gran oportunidad para hacer una evaluación del ciclo pasado, para planear el siguiente, sino también el momento para poner en práctica los deseos de amor y paz con nosotros mismos y con los demás.
Entonces… ¡Que tengas unas FELICES fiestas!
¡Hasta la próxima!
Agostina Fasanella
Coach Ontológico
Liderarte Consultora