Desde que somos chicos, nacemos creyendo en hadas madrinas con varitas mágicas que nos cumplen los deseos, frotar lámparas para que salga un Aladino o en superhéroes que aparezcan en los momentos que los necesitamos y la idea mas clara que un príncipe nos resolverá todos los problemas. Crecemos creyendo que la magia no existe porque no viene en ese envase y lo que es aun peor, crecemos esperando que aparezcan una varita mágica, o un Aladino o un superhéroe o el príncipe y que nos cumpla nuestros deseos sin hacer nada. La magia se la atribuimos a otro, a un objeto o a un ser que no existe. Olvidándonos de lo mas importante, la magia la hacemos nosotros en cada acción que decidimos hacer y principalmente si lo proyectamos y estamos convencidos que vamos a lograrlo.
Todos los caminos conducen a Roma pero es fundamental saber que queremos llegar a Roma, entonces a veces ya sin buscarlos nos aparece. Pero desde un principio estábamos convencidas en el deseo, nos olvidamos de pensar en lo queremos, simplemente buscamos cosas que no son las importantes, ganar dinero no es lo importante sino ponerle objetivo a ese dinero para que llegue y nos cumple el deseo. Hay que hacerse cargo de lo que buscamos para que nos encuentre.
Al mismo tiempo me di cuenta que desde chicos tenemos un montón de herramientas para aprender a jugar en el camino de convertirnos en adultos, pero nos las olvidamos. Los juegos de mesa nos enseñan estrategias y tácticas, pero principalmente nos enseñan a jugar en la vida. Para proyectar tenemos un mapa, como de búsqueda del tesoro, tenemos que entender que muchas veces lo que creemos cerca esta lejos y viceversa, tenemos que darnos cuenta que a veces como en el juego de la oca, saltamos algunos casilleros o volvemos atrás, pero que si perdemos una vez podemos jugar una próxima y así disfrutamos del proceso y nos divertimos para llegar a cumplir lo que buscamos.
Mi varita mágica es mi pincel, con el creo lo que deseo para hacerlo realidad. El me ayuda a ver cosas que a veces no entiendo o no se que deseo. Mi pincel me permite jugar todo el tiempo y principalmente explorarme, entre colores y formas. Por eso aunque ya soy adulta sigo creyendo en la magia firmemente pero ya se que no es la hada madrina de un cuento que me va a salir a hablarme, sino alguien de mi familia, una amiga o un desconocido podrá ocupar ese papel. Tal vez no volare como un superhéroe pero tengo un avión que puede llevarme a donde quiera, y no tendré comunicaciones intergalácticas pero puedo usar mi celular para hablar con gente a miles de kilómetros de distancia. Y con el tema de los príncipes es aun más fácil, porque en la medida que he dejado de esperarlos me he hecho cargo de partes que esperaba que me resolvieran por lo tanto el encuentro con ellos es solo para disfrutarlo. La vida esta llena de magia, solo hay que reconocerla. La magia esta en existir y la llevamos a cabo creyendo en nuestro poder de cumplir los sueños en realidad.