Enamorándome miles de veces

#ColoresDeMilagros

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Cada vez me pregunto menos lo que no es, y no desde una resignación sino desde una aceptación total de que las cosas simples son y cuando tienen que pasar acontecen. A veces solo suceden cosas porque están pendientes en un tintero en una lista interminable de deseos que buscan cumplirse, o a veces son ilusiones que como globos que se sueltan vuelan por el aire sin sentido, a veces solo son parte de un engranaje para que otras cosas sucedan o tal vez son solo encuentros que duran un solo momento. Cada vez mas la vida termina siendo una sorpresa, una bella sorpresa, llena de amor y libertad y en el fluir de la existencia encontramos que es la mejor forma para estar y en el elegir están las llaves a todas las puertas.
Lo maravilloso de que la vida sea una sorpresa es que se resuelven las cosas antes de complicarse, de que decir SI sale primero aunque todo parezca complicado, y que a pesar de la lluvia, el tráfico, las distancias y las complicaciones uno puede conectarse. Enamorarse no es fácil, y menos enamorarse muchas veces, pero cuando la vida se convierte en una caja de sorpresas, nunca se sabe de que lado se abre la tapa entonces en cada movimiento que esta caja sufre, pum, el amor puede estar a la vuelta de la esquina, en alguna nueva ventana que se arregla por abrirse paso o simplemente en la rendijuela de alguna esquina de la caja donde un haz de luz aparece para seguir confiando. La aceptación de que las cosas son lo que tienen que ser, hace que la vida se llene de sonrisas, de que los ojos brillen sin que pase nada raro o sorprendente, sino porque en cada momento uno se encuentra viviendo lo que tiene que vivir y esta presente con todos sus sentidos abiertos a que la vida lo llene, lo empape.
La lluvia, el sol, los arco iris, las nubes como algodón, los árboles, los pájaros, las mariposas, las vaquitas de san Antonio, los panaderos, los enamorados en las calles, los viejitos caminando de la mano, la gente que anda en bicicleta, las flores que se me cruzan en el camino, la belleza de un color que me toma desprevenida, todo me enamora. Todo esta ahí todo el tiempo, solo mis ojos tienen que posarse para que me ilumine y me saque una sonrisa, mirar desde el sentir, mirar con el corazón es la respuesta. Yo miro en colores, miro la vida con sentimientos que como rayas se intercalan de graduaciones pero en definitiva todos son luz blanca, hagan lo que tengan que hacer, quieran o no hacerlo, sientan o piensen, todos somos luz blanca que nos mostramos en colores para separarnos, para etiquetarnos, para juntarnos por momentos, para perdernos todas las veces que sean necesarias para volver a encontrarnos, para armar equipos y volver a mezclarnos.
Lo que si entiendo es que por mas que seamos luz, la vida necesita de los colores, de las graduaciones de color, mechamos momentos de tristeza con alegría, ciclos en donde parece que no pasa nada, estaciones donde la felicidad esta en donde estemos, silencios que parecen interminables, viajes que parecen años que transcurren, porque la vida es un cúmulo de capítulos separados que recién cuando pasa el tiempo podemos entenderlos, ordenarlos, capitalizarnos y hasta a veces podemos reordenar los capítulos como si fuera una película donde podemos poner pause y agregar una nueva parte del guión fundamental para que se entienda la trama. Las cosas no son como esperamos, las cosas solo son y lo único que podemos hacer es seguir adelante, sonriendo, soñando, cantando, abrazando y enamorándonos todas las veces que sea necesario.