¿Se puede llegar a comparar el arte con la moda? ¿Cuál es la relación que existe entre ambas? ¿Se retroalimentan o se mutilan? ¿Cómo comparar algo tan efímero como es lo que se usa en determinada temporada con una obra de arte? ¿Por qué entonces el arte invade a la moda? Todas estas preguntas se encuentran en la profundidad de esta relación que cada vez se hace más estrecha. Se podría decir que hay arte sin moda y viceversa. Pero en la realidad nos encontramos que hay una unión entre ambas expresiones de la creatividad humana logrando ver una cantidad inimaginada de prendas y objetos intervenidos con arte.
Mi gran pasión es plasmar la realidad con colores, hacer llegar mis “colores” cada día a muchas personas para contarles sentimientos, sueños, esperanzas, historias de vida. Mis colores, como yo los denomino, son dibujos, impresiones de una mujer. Por eso, como artista plástica considero maravilloso que el arte invada a la moda y la moda se deje empapar del arte, dado el alcance que tiene la moda en lo cotidiano. Intervenir con arte prendas de indumentaria, objetos y accesorios provoca un acceso masivo, abierto, expansivo en comparación al grupo reducido que puede consumir arte en una galería o museo. En mi caso particular, durante años incursioné en el mundo de la moda a través de remeras de autor y aún hoy sigo interviniendo un montón de objetos de uso cotidiano como billeteras, carteras, vidrieras y hasta sillones, entre otros. La idea siempre ha sido que mi arte cobre movimiento, que se convierta en una exposición itinerante según las personas que usen mis prendas u objetos dado que el arte puede invadir todos los espacios de nuestra vida y no circunscribirse a un lugar.
Considero que la moda es un canal de comunicación maravilloso para poder llegar a otros. Justamente para mí el arte sino comunica a otros, no cumple con su función. Al incorporar un mensaje a la prenda o al objeto éste cobra empatía con el usuario. Por ejemplo en mis remeras había mariposas que volaban como símbolo de la transformación, flores que denotaban la búsqueda de crecimiento, parejas enamoradas, mujeres pensativas, soñadoras, en búsqueda; que provocaban la identificación del usuario con la prenda. Creo que la moda es un medio de difusión importante para el arte, que usado sabiamente puede darnos mensajes al alma.
Lo que vemos nos alimenta y al mismo tiempo nos alimentamos de lo que vemos. Vestirse de una forma o de otra nos determina, comunica un mensaje de quien somos, de cómo nos vemos. Nos etiquetamos continuamente dependiendo del look que adoptamos, por eso las imágenes que usamos nos definen. La moda es un fenómeno social, un espejo de nuestros tiempos. El hecho de que la tendencia actual sea incorporar arte a la misma nos denota la búsqueda de sumar un valor agregado a como nos vestimos, expresando una idea detrás, un concepto, un mensaje.
El fenómeno moda lleva implícito ciertas condiciones: su sentido de la fugacidad, su interés por el cambio espectacular y la novedad. En el proceso de un artista se produce un crecimiento, la obra de uno muta, crece, cambia y, aunque no se mide por tiempo, porque en algunos casos puede ser atemporal, al asociarse a la moda extiende de vida a las prendas, por el valor agregado que insume.
Entonces ¿el arte le alargara el valor de vida de la prenda, compitiendo a la carrera de la moda? ¿Será que al incorporarle arte a las prendas las convertimos en consentidas para dejarlas un rato más largo en el guardarropa? La palabra calidad es “un conjunto de propiedades inherentes a un objeto que le confieren capacidad para satisfacer necesidades implícitas o explícitas”. Desde una perspectiva de valor, la calidad significa aportar valor al cliente, esto es, ofrecer unas condiciones de uso del producto o servicio superiores a las que el cliente espera recibir y a un precio accesible. De esta forma, el arte no solo prolonga la vida a las prendas sino que otorga calidad a la moda.