“Había una vez…”
A mi también me contaron que no existen los cuentos de hadas pero en realidad cada encuentro con un otro provoca reacciones, acciones, se generan objetos que provocan una historia. La vida sin historias seria aburrida, uno viene de A para encontrarse con Z. Necesita entender ese camino que lo lleva a este nuevo punto. Tal vez no haya alfombras voladoras o genios mágicos que se ponen a nuestro servicio pero de seguro un anillo puede resultar encantado, un abrigo puede protegernos y un encuentro inesperado en un lugar y hora inimaginado puede ser el comienzo de una maravillosa historia de amor.
Sin amor la vida no tendría sentido, el contacto con un otro provoca un montón de emociones intensas que generan nuevas reacciones, nuevos pensamientos. El amor es un gran motor para movilizar nuestra energía, para regenerarnos, transformarnos y aprender de nosotros mismos. El amor hace que todo cobre un nuevo sentido, un nuevo color; dure el tiempo que sea necesario. Mientras el amor se base en la verdad, el respeto y el encuentro durara para toda la vida. Leí hace poco una frase maravillosa: el amor es acumulable. Lo cual es tan cierto. No podría sentir lo que siento si no pudiera compararlo con algo anterior.
Los cuentos de hadas existen mientras queramos que existan. Cualquier encuentro se transforma en mágico si creemos que lo es. Deseamos cosas para que sucedan. Si no existe el deseo no hay crecimiento. El deseo es un motor que genera movimiento, que provoca avances en el conocimiento de uno mismo. Al concretar los deseos, cambian las dimensiones, los valores, de lo que es importante, de lo que quiero.
En definitiva lo importante es creer que algo vale la pena para vivirlo y poder concretar realidad, vivencias, que se acumulan a lo largo de la vida para conformarnos como individuos.