ANÉCDOTA: HAY QUE ANIMARSE A SALIR A BUSCAR LO QUE UNO QUIERE

#ColoresDeMilagros

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Me encontraba el sábado recién llegada de un casamiento y al pasar me encuentro con un link sobre el último concierto de Bjork en buenos aires por facebook. Empecé a escucharlo y sin dejar que transcurra la primera canción empecé a buscar por Internet entradas para asistir al show, me reprochaba ser siempre tan colgada para los recitales. Leí un artículo que salio en la nación sobre la experiencia que era bhiosphere de Bjork y recién ahí me dieron ganas de ir.  Así que decido poner en Facebook si alguien vendía o tenía entradas, recibiendo por inbox un teléfono de un chico que revendía. Decido ir al otro día a probar suerte y tratar de comprar una entrada en reventa dado que el miércoles se me complicaba, único día que parecía que quedaban entradas. El domingo llego y llamo al numero de reventa –tal vez tenia suerte y resultaba la situación sin tener que ir a la incertidumbre- con resultado negativo, me llaman unos amigos para ir a chequear, que me pasaban a buscar en auto mas tarde, y les dije yo voy por mi cuenta en la bici. Había tomado la decisión de probar suerte y de ultima hacia ejercicio. Tome la bici y mientras bicicleteaba hacia el lugar del show recordé cuando tenía 18 años recién llegada a la gran ciudad y estaba un desfile de Claudia Shiffer en las escalinatas de la Universidad de Derecho de Buenos Aires. Decidida a tener un lugar para mirar el desfile me vestí con un vestido formal y arreglado, me maquille y me fui al lugar en cuestión convencida a conseguir un asiento para poder disfrutar del show. Si quería entrar tenia que estar a la altura de las circunstancias. La cantidad de gente que miraba el desfile era desbordante y poder conseguir una entrada sin conocer a nadie era una ilusión. Pero con mi mejor sonrisa me acerque a la entrada del lugar y empecé a mirar a los que entraban, en un momento me doy vuelta y veo a un grupo de cuatro chicas que charlaban sin cesar, esperando a una quinta y sin dudarlo me acerco a una y le pregunto sino le sobraba una entrada, me mira y me dice en realidad si, toma. Mi felicidad era inmensa, no había estado ni 15 minutos esperando que me encontrara sentadita disfrutando del gran desfile en la décima fila. Era un privilegio que había logrado solo por estar convencida de lo que quería. Ese recuerdo me acompañaba ahora en la búsqueda de conseguir una entrada para ver el recital de Bjork. En mis adentros pensaba si con 18 años y mi aire del interior lo había logrado,  con los años de experiencia que tenia debía estar confiada por más imposible que resultara.

 

Así fue como llegue al lugar del recital que justamente era casi la misma locación que el desfile y me puse a buscar a un revendedor de entradas, nunca lo había hecho así que me encontraba un poco perdida y con vergüenza. No había ninguno. Así que decido ir a sacar la entrada del miércoles que todavía había lugar en el campo, era ridículo seguir esperando, volvería a mi casa a ver una película y cambiaria el horario de la clase del miércoles para poder llegar. Era una complicación pero sentía que tenía que ver ese show a pesar de mi desconocimiento del disco y de la cantante. Cuando me dispongo a hacer la fila, se me acercan tres venezolanas, pidiéndome el favor de que me compraban la entrada con tarjeta y yo les daba el efectivo, porque en Venezuela no podían sacar plata y necesitaban para comer. La verdad que la situación me parecía extraña y dudando si tenia que ayudarlas o no dado la situación que padecen en su país, me salí de la fila. En realidad recordé que había ido en búsqueda de una entrada que me estaría esperando y le tenía que dar una oportunidad al destino, apurada para resolver la situación no estaba dejando que la vida me sorprendiera. Pensé en mis adentros “tengo que darle una oportunidad a que la entrada llegue a mis manos”.  Aunque sea una hora tenía que esperar para desistir. Así fue como empecé a dar vueltas. Me acerco a unos extranjeros y justo sale una inglesa de adentro y les dice esta complicado hacerlos entrar porque esta lleno el show pero vengan conmigo, ¿son cuatro? Contándome a mi y realmente podía decirles por favor déjenme entrar y contarles la historia, pero sentía que era cualquiera explicarles ahí, tendría que haber hablado antes. Seguí dando vueltas y me di cuenta que la entrada no iba a venir volando a mi encuentro, así que empecé a preguntar, en eso veo a uno de los que organizaban la entrada, que era pelado. Y me pregunta “¿que estaba haciendo?” y yo le digo Soy artista y quiero entrar a ver el show, y creo en el universo así que estoy esperando que el universo me provee la entrada, me mira riéndose a sus adentros y me dice “entonces confía”. Así fue como seguí preguntando recibiendo un no de respuesta. En un momento pensé en comprar la entrada para el miércoles y volver a mi casa cuando decido escribir los dos papelitos, hoy o miércoles y preguntarle al destino que hacer, y así fue como HOY sale como respuesta, sin dudarlo seguí preguntando y encontrándome a gente como yo que necesitaba una entrada para entrar con sus amigos o fanáticos que querían verla. Yo tranquila cambie la bicicleta de lugar para sentirme segura que mi transporte se encontraría a mi salida si entraba a ver el show, y cuando lo hago veo a un hombre hablando por celular  cerca de donde vendían las entradas. Me presento y le digo que me había colgado para comprar la entrada y que sabia que visualmente era un espectáculo para no perder, que era artista y que creía en el universo y que tal vez le sobraba una entrada que podía comprarle. En realidad me extendí más de lo que debía, pero sus ojos me seguían mi elocuente conversación. Me mira y me dice: “Haces bien en confiar en el universo, porque creo que mi amiga no viene a acompañarme a ver el show. Pero no quiero ilusionarte, quédate por acá que en 15 minutos vuelvo y te confirmo. Yo soy músico así que te entiendo, muchas veces hay que confiar”. Mi cara de felicidad lo decía todo, aunque todavía no podía cantar victoria, seguí preguntando a mí alrededor y nada. En ese momento llegan recién mis amigos diciéndome que no les importaba conseguir la entrada para hoy sino iríamos a cenar y comprarían para el miércoles. Yo los miro y les digo “Tal vez yo entre”. Estaba convencida de que iba a entrar, tenia que ver el show hoy y de ultima volvería en bicicleta disfrutando del paseo, por lo menos lo había intentado. Así fue que mientras me contaban esto, se acerca el hombre del teléfono y me dice: “Toma, es tuya, disfrútala”. No podía creer una entrada para ver el show estaba en mi manos, empecé a saltar y en el mismo momento paro en seco y le digo “¿Cuánto te debo? Y me dice, es un regalo, disfrútalo, y se va. Yo no podía creerlo, mi felicidad era absoluta, saludo a mis amigos y voy corriendo al encuentro de este desconocido al cual le pregunto su nombre Fernando y le digo Gracias, las butacas están numeradas así que parece que seremos compañeros para disfrutarlo. Y me dice un show como este si uno no tiene con quien compartirlo no vale la pena, parece que no me equivoque en la persona para regalárselo. Le digo entremos así te invito algo para tomar, hay que mimarnos. Todavía no puedo creerlo, hasta ayer ni sabia de este show, ni escuche el disco. Me mira sorprendido y me dice entonces te convoco ella, te convoco Bjork. Asentí, porque realmente era una locura como se estaban dando los acontecimientos.

Entramos y me dice, me voy a saludar mejor al que me regalo la entrada, porque tenemos buenas ubicaciones y al final con el apuro de darte la entrada ni le agradecí, pedí lo que quieras. Voy y pido unos jugos orgánicos, me dicen que había de frutilla y de frambuesa, pido dos de frambuesa y me dice solo queda uno pero hay pera también. Ah entonces dame uno y uno, pensando en quedarme con el de pera que es mi fruta preferida. Cuando me acerco a Fernando con los dos sabores y le pido que elija me dice sin dudarlo Pera, y en un momento pensé en tomar el otro y listo, pero me dije porque voy a aceptarlo cuando puedo cambiarlo. Me acerque y cambie mi jugo, me pareció gracioso que los dos eligiéramos el mismo gusto. Me mira y me dice no estoy en mi mejor momento, se me murió por primera vez alguien que realmente me duele y no puedo salir. Lo miro y le digo, tenes que soltarlo, vivió lo que tuvo que vivir, la vida se trata de continuar, de avanzar, de cumplir sueños, vos seguís estando acá. Porque no te vas de viaje a un lugar exótico. Me mira con los ojos abiertos. Lo miro y le digo tendrías que ir a Japón. Es mi sueño, siempre quise ir, me contesta. Ándate, ni lo dudes, es un país que esconde secretos, tenes que descubrirlos, y solo podes saber adonde vas cuando estés allí, es mágico. Me mira y me dice, al final elegí bien a quien regalarle la entrada. Entramos como dos niñitos a un túnel negro que nos llevaría a nuestras ubicaciones, cuarta fila en el medio. El escenario era en redondo, por lo tanto de cualquier lado se veía perfectamente bien. Las sillas estaban muy pegadas, casi haciéndote sentir unido a la persona de al lado, dejando de lado toda posibilidad de intimidad. Con Fernando me sentía que nos conocíamos de toda la vida, hasta hacia 15 minutos era un desconocido total. El show era completamente mágico, te penetraba por todos los sentidos, era una sensación difícil de explicar, dado que eran sonidos diferentes a los que uno estaba acostumbrado a escuchar, parecían provenientes de otra galaxia. Ella tenía una peluca naranja y se encontraba vestida en azul y dorado, acompañada de nueve Ángeles o ninfas rubias vestidas igual que saltaban de manera orgánica por todo el espacio. Era un show diferente, que tenía mucha naturaleza en todas sus imágenes y que al cerrar los ojos te llevaba de viaje. Las voces te transportaban a otro espacio, a otro universo en donde el amor era lo único que importaba, donde ser conciente era lo que se necesitaba, y donde todos éramos uno.  Mi felicidad era grande, no podía creer estar sentada escuchando tan bellas melodías, disfrutando de imágenes tridimensionales, de instrumentos como rayos y péndulos que generaban sonidos diferentes  en un escenario redondo lleno de estrellas que parecía que estaba en la guerra de las galaxias y al mismo tiempo compartiendo con un desconocido total que quería compartir y se notaba. En un momento imágenes de volcanes y de lava no paraban de aparecer por las pantallas planas y Bjork nos hizo parar y bailar al compás, mi corazón no paraba de latir, parecía que estaba en mi clase de Kundalini haciendo un ejercicio de apertura de mis chacras, todo mi cuerpo se movía en el poco espacio como si dispusiera de todo el universo, mis gritos se mezclaban con el de otros, me doy vuelta para ver al publico y la mezcla de sentimientos era maravillosa, muchos nos encontrábamos desaforados, como animales, saltando y gritando y otros contemplando extasiados con la boca abierta, a nadie le resultaba indiferente pero actuaba de diferente forma. Con Fernando nos abrazamos con agradecimiento, habíamos compartido una experiencia de todos los sentidos y principalmente se había dado el encuentro. Por momentos pensaba lo increíble de los encuentros con desconocidos, porque realmente no había atracción de ninguno de los dos, solo ganas de compartir algo que resultaba maravilloso, desde cierta sensibilidad artística que ambos teníamos.  Salimos del show felices, mi corazón seguía latiendo,  cuando me encuentro al organizador que me había dicho que confiara en el universo, me mira y me dice “Entraste”, y le digo si todo es posible y me mira y me dice hay que confiar mas en el universo y le digo: “Si pensas bien solo cosas buenas aparecen. tenes que estar abierto al universo. Se da todo porque es lo que tiene que ser, cuando las cosas están en tu destino el universo te ayuda,  todo el tiempo”. Nos despedimos con Fernando, mientras personas se acercaban para decirle que lo habían reconocido y que lo seguían por Twitter, yo lo miro y le digo: “Ni se quien sos, pero estate segura que no me voy a olvidar del regalo que me hiciste, gracias”, “gracias a vos, me hiciste olvidar de todo lo que tenia en la cabeza y disfrutar del show”. Desapareció entre la multitud de eufóricos que salían de presenciar un show único. Yo me quede un rato mirando a la gente salir, disfrutando de la situación. Agarre mi bici y salí tranquila bicicleteando y luego de hacer cuatro cuadras me encuentro al mismo de la puerta que le estaba contando a dos chicas mi historia y cuando me ve me dice, estaba hablando de vos, moraleja: “Hay que confiar en el universo, el universo te da todo lo que quieras”.

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Pasaron dos días y el recital del miércoles se suspendió porque Bjork se enfermo de la voz, lo cual la noticia me hizo revalorizar nuevamente mi acierto en haberme quedado esperando que la entrada llegara a mis manos. Lo que me hizo pensar “hay que animarse a salir a buscar lo que uno quiere” y al mismo tiempo darle tiempo a las cosas para que aparezcan. Si hubiera comprado la entrada para el miércoles no solo me hubiera quedado sin show sino también sin el dinero porque las venezolanas se hubieran quedado con la plata del recital y la devolución seria a su cuenta.