Nadar es amar

#ColoresDeMilagros

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¨La única razón por la cual eres feliz es porque has elegido ser feliz¨. Don Miguel Ruiz

Nadar es amar. Hoy me preguntaba de que depende nadar en el mar. Si es un día lindo no hay dudas de hacerlo, aventurarnos entre las olas y disfrutarlo. Pero cuando el día está nublado, gris, y el viento eriza tu piel las posibilidades de entrar al agua se reducen. Damos vueltas sin sentido en torno de hacerlo o no. Para estos casos yo veo a los niños, ellos no dudan en la playa, el mar esta disponible y las ganas siempre están. Los veo felices, como si el sol estuviera pleno a su alrededor y el calor surgiera desde sus corazones alegres.

En mi caso llego a la orilla con ganas, sabiendo que disfruto nadar y que una vez allí seré pez en el agua. Pero ni bien mis pies se acercan al liquido la duda comienza a rondar mi mente. Y si me baño mañana total no tengo apuros? Tal vez me enferme? No se si es tal el disfrute con tantos pensamientos rondando en la cabeza. Un compañero de vida de mi mama que ya esta en el cielo, Eduardo, no importaba como estuviera el día, él nadaba entre las olas, las cabalgaba como un toro sin domesticar, llovía o con truenos era lo mismo y cuando llegaba a la casa su sonrisa denotaba su baño, satisfacción. Hace ya como 16 años me vio dudando en la orilla viéndolo entrar a nadar bajo la lluvia. Me miro y me dijo “veni conmigo” yo le dije no se, porque después…. Me miro y me dijo “no hay después, hay ahora. En el después no hay nada que una ducha caliente no resuelva, pero quien te quita lo bailado”. Así fue que sin dudarlo entre en el mar bajo la lluvia y disfrute del calor de las aguas encontradas, de los limites difusos y de la sensación de libertad y valentía inigualables. Desde ese día, entro al mar porque lo disfruto y me da felicidad.

Pero hoy sentí esa duda, ese porque, mejor quedarme leyendo un libro dentro de mi casa o mirar una película. ¿Para que? Y cuando pensé en el para que sentí mi alma asomándose, mi sonrisa acechando: simplemente porque me gusta nadar. Y en ese mismo instante me di cuenta que es igual que amar. Amamos porque nos gusta, porque nos da felicidad, porque sin importar el después siempre es mejor hacerlo que no. Amamos porque si y aunque dudamos o las condiciones no son perfectas es preferible abrir el corazón, confiar y aventurarse que no hacerlo. Una vez dentro del agua nos olvidamos de la duda y del frio , solo disfrutamos del no pensar, de estar abrazados en ese sentimiento al igual que en el amor.

Y claramente a pesar de la duda, volví a entrar al agua, porque una y otra vez decido nadar y por consiguiente amar.

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