Mi deseo de hoy es abundancia para todos. Mirar el vaso medio lleno, sentirse satisfecho, en plenitud, en felicidad depende de vos todos los días. No es algo a largo plazo, es algo que sucede cada instante si lo permitís.
Vivir se vuelve caótico, porque nos hemos acostumbrado al no registro del otro. Si paramos un instante y miramos la situación, nos damos cuenta de la cantidad de manos dispuestas a ayudarnos.
Ser feliz depende de vos cada día, mira lo que si tenes, lo que podes hacer para ayudar a otros, para sentirte útil, para salir de vos y compartir tu mundo. Sin darte cuenta plantas semillas a tu alrededor, y el día menos pensado estarás rodeado de flores y de un jardín hermoso.
Lo que hacen los demás muchas veces molesta, pero en los tiempos que corren, respirar, frenar, parar y ver que realmente uno es lo que necesita es más importante. Enredarse, y enojarse solo lograr un sinfín de malos entendidos. En cambio, cambiar la percepción y entender que el otro también tiene una historia y que tal vez tiene un mal día hace la diferencia.
Abramos el corazón y abracemos al todo, de alguna forma la abundancia te inundara, y la felicidad será una constante. Al mismo tiempo, cuando quieras verlo, tendrás un montón de manos queriéndote ayudar. A veces se cierra una puerta pero se abren miles de ventanas u otros caminos que uno no vería sino se cerró esa puerta.
Uno no puede adelantar el futuro, solo puede tomar decisiones en su presente para modificarlo o por lo menos para intentar llegar a él. Correr a la zanahoria no nos da placer, saborear el camino a ella nos llena de pistar y de satisfacciones para sentir que estamos en el camino acertado.
Sentir es necesario para sentirse satisfecho y pleno. Empiecen con pequeñas acciones, generando buena vibra alrededor, es contagioso, y logras que cualquier momento se convierta en inolvidable.