Vivo en mi propia vida muchas vidas y sonrió por permitirme explorar con mi yo todos estos mundos. Experiencias, aventuras, lo soñé de niña y lo vivo de adulta por eso hay que estimular a los niños a creer. Lo que soñamos podemos cumplirlo, simplemente hay que hacer y no pensar tanto.
Hoy es mi ultimo día en Rusia, despues de un mes de aventuras, de trabajo, de turismo, de reencuentro con la tierra en el campo, de amigos nuevos, y de muchos sabores y experiencias inolvidables. Una de mis nuevas amigas rusas me dijo algo que siento compartirlo, “tu único poder es que sos vos misma y eso contagia, y eso hace verse a uno mismo y darse cuenta que maravilloso poder hacer lo que quieras y abrazarte tal cual eres”. Me quede pensando en que maravilla es poder contagiar a los otros y recordé mi charla tedx (https://www.youtube.com/watch?v=hVpdN4xBlDM ) y sin que ella hubiera estado en la cena sucedió algo que tenia que ver con esto. Justamente al terminar de comer con mis amigos eran las 23:30 hs y no había podido meditar todavía, así que les pedí permiso para hacerlo alli en el lugar mientras un amigo ruso me tapaba de los demás comensales, me tape la cabeza, me puse auriculares con el celular e hice mi meditación ajai-alai de los 11 minutos en el piso del restaurant . Claramente uno de los lugares mas locos de este casi año de meditar todos los días. Faltan solo 3 días para cumplir un año de hacerlo y no podia parar cuando estaba llegando a la meta. Al terminar me sentí satisfecha porque yo estuve dentro de mi, escuchandome sin escuchar lo que pasaba a mi alrededor. Mi amiga Lada me dijo que bueno que no te importe nada y que hayas meditado igual. Yo la mire y le dije: “es que lo hago para mi, son mis 15 minutos en 24 horas que hago algo porque quiero con todo mi ser, escucharme, parar, frenar y verme. Es mi propio alimento para mi energía, y cuando cumpla el año seguiré haciéndolo porque lo disfruto y me hace bien”. Para ser uno mismo hay que escucharse y actuar. Muchas veces nos quedamos en el pensamiento pero la unica forma de aprender es probando, haciéndolo.
Me preguntaron que definiera en una palabra “Rusia” y me vinieron dos a la mente: contrastes y exótica. Exótica sorprendidos me miraron mis amigos rusos. Si, exótica a mis ojos, todo lo que me imaginaba de su país se cayó a la basura, nada de lo que pensaba que encontraría me sucedió y tuve que derribar varios mitos y dar vuelta los libros de textos que había leído sobre la Unión Soviética. Rusia, ya no es fría y lejana para mi, sino es calida y tiene colores, aromas, lugares y eso hace que pueda mirarla con otros ojos.
Exótica porque tiene su propio sello, no se puede comparar con otros país, y al mismo tiempo contrastes veo, porque si no tuviera amigos rusos claramente mi historia seria distinta o tal vez no, no puedo hablar de lo que no me sucede. Pero hay un lugar que me puede, el subterráneo, no se si es porque esta realmente bajo tierra, escaleras mecánicas interminables hacen que bajes al interior de la tierra, pero mi sensación es de mareo, varias lineas que se entrelazan, salidas y entradas, solo señalización en ruso, muchas personas, hacen que la experiencia del subte no me sea disfrutable. Aunque por suerte cada estación es como un museo, murales con mosaicos, con situaciones típicas rusas, con poemas o frases, columnas adornadas con bellos colores para todos, sin tener que pagar ninguna entrada a un museo uno puede disfrutar de la cultura rusa en un tramo de subte. Cada vez que me he encontrado sola, me encuentro perdida, y me encuentro con gente que parecen murallas porque no pueden responderme o no saben ingles y en vez de responderme simpáticamente como si les diera vergüenza se apartan. Pero al mismo tiempo, al dar 15 talleres durante varios días a mas de 100 rusos contando niños me di cuenta que eran iguales a lo que sucedía en buenos aires, abrían su corazón a la experiencia, se permitían jugar y sobretodo cambiar, mejorar. Entonces tuve que reflexionar sobre ello.
No es que buenos aires o moscu son distintas, sino que tememos a lo que desconocemos, ponemos murallas cuando no conocemos a alguien, ponemos distancia a eso nuevo que se nos acerca sin tratar de ver que le pasa o que necesita. No importa en que ciudad te encuentres, lo que hace la diferencia es la forma de llegar a otros. Mientras me encontraba con mi amiga rusa, todo parecía fácil y fluido, la gente hasta me sonreía por parecer yo la exótica, cuando me quedaba sola yo era diferente a ellos y a veces simplemente por desconocer al otro, por no frenar no sabemos si podemos ayudarlo. Al ser ayer mi ultimo día en moscu, me perdí por sus calles sola y tenia que encontrarme con mi amiga en una estación de subte, pero sabia que bajo tierra no llegaría porque había que cambiar varias estaciones entonces encontré a una rusa que hablaba ingles y que queria ayudarme pero no sabia como llegar caminando solo en subte y me decía de acompañarme al subte pero yo sabia que era complicarme. Trato de ayudarme, paramos como a 5 rusos y ni ellos sabían sin agarrar el teléfono y ver el mapa en google map pero era como no fácil, porque nadie camina mas de 20 cuadras. Ahí en ese momento me di cuenta que podía llegar sola aunque me perdiera caminando me era mas fácil tratar de hacerlo. Agradecí a la amabilidad de la rusa que estuvo como 15minutos tratando de ayudarme pero entendí que estamos viviendo en un mundo donde las maquinas parecen que saben mas que nosotros y que nos olvidamos de parar y ver al otro. Claramente esta rusa, fue en algún otro destino yo, perdida, sin entender y se puso en mis zapatos pero ahí me di cuenta que no era que yo era distinta sino que la ciudad corre, y que estamos todo el tiempo sin tiempo y que por eso nos alejamos de los otros. y disfrutando de la caminata logre encontrarme a mi amiga a tiempo, preguntando en el camino con senas si estaba en el camino correcto y con buena predisposición de mi persona lograba entenderlos.
En este casi mes en moscu, me encontré con muchas cosas maravillosas que la hace una gran capital del mundo pero para los ojos del mundo o de la historia no se habla, no se destaca, no se resalta. En los museos, sentí belleza, sentí grandeza, los zares trataron de hacer el mejor mundo posible sobre el hielo. La arquitectura te deja sin palabras, millones de mosaicos, iglesias restauradas a nuevo, monasterios que reflejan y respaldan un pasado, casas de colores que reflejan a los habitantes, bares y restaurants decorados con miles de detalles. Calidez es lo que he encontrado en Rusia, una calidez en los detalles que me ha echo ver belleza por doquier. Los rusos cultivan sus campos, cuidan a sus hijos y confían, se bancan inviernos atroces y sufrieron varias guerras. Mi sensación este mes en Rusia es que rusia esta fuerte de nueva, liviana, con crecimiento. En Rusia se respira renacimiento. Se integro el pasado con el presente y se mira a un futuro. Todo esta restaurado y se valora el pasado. Su arquitectura habla de ellos. Sus casas están ahora pintadas de vivos colores. Sus matrioskas hablan de este pueblo, tienen muchas capas hasta llegar a la mas chiquita, parecen fuerte de afuera pero dentro son pequenos, como todos los seres humanos hay que mirar mas adentro a ver que encontramos.
Rusia me hizo recobrar mi simpleza de niña y mis sueños de ser princesa. Sus palacios me abrazaron y me hicieron sonar con carruajes y fuentes de agua y príncipes. Rusia me hizo retornar a la tierra, cultivar y cuidar vegetales, la paciencia que implica sembrar y luego cosechar. Rusia me hizo ver que todo puede ser lo mismo si tu quieres, que uno hace a los lugares cercanos. Rusia me hizo valorar mis talleres por poder ayudar a otros en otro idioma y hasta con otro pasado y logrando llegar a ese punto casi mágico de entender el problema y poder amar tu historia, tu ser y querer empezar de nuevo. Rusia me hizo ver al ser humano, a la necesidad de fe que necesitamos para poder estar completos y que cuando miramos al otro y lo queremos ver se convierte en nuestro amigo.
