“Si cierras la puerta a todos los errores, dejarás afuera a la verdad”. Rabindranath Tagore
Llegar a Agra claramente no es lo que uno espera, pero los cinco días en nueva delhi me prepararon para ver. Primer tren sola a tomar, pensé que a algún extranjero iba a encontrar pero nuevamente yo con los indios. Por suerte me toco una pareja divina hindú con los que charle. Mi turbante en la cabeza los intriga y yo me siento protegida, mimetizada entre ellos.
Tres horas mas tarde llegue a una horrible estación de tren. Gente en el piso y sin partes de su cuerpo. Gente que se te abalanza a ofrecerte cosas y vacas, muchas de sus benditas vacas completan la imagen. Veo una pareja de extranjeros de punta en blanco, y los sigo, pero salieron por la puerta errónea volvimos los tres la sensación es nosotros y ellos pero al comentarme que esperaban un chofer me fui. Logre esquivar a todos los que me ofrecían sus servicios y salí de la terminal y encontré un tuktuk que confié en la mirada y me dijo el precio que me habían dicho en el hotel 100 y subí.
Vacas, ciervos en la calle y hasta un burro, caminos de tierra, basura, gente con sus trajes típicos y yo mirando la escena contando la historia de que mi novio viene en una semana porque esta trabajando y que mis amigas en el hotel llegaron antes porque la verdad de que estoy viajando sola en india no la pueden creer y unas mentiras piadosas me dan protección. Por suerte entre muchas opciones elegí de nuevo un hotel limpio, lindo y con vista al tajmahal que me dejo con el wow en la boca. Ese monumento al amor que por mas que foto que hayas visto te deslumbra ni bien tus ojos se posan.
Y el universo realmente me protege. Salí caminando a tratar de ver al Taj Mahal antes de que anocheciera. Paro a ver en el piso una carta con el 7 de corazones en el piso y veo a una pareja de españoles a los que les había sugerido un tip de viaje y me uno a ellos y sin dudarlo tomamos un camino que nos llevo a un lago donde ahí estaba el tajmahal imponente con un cielo anaranjado y rosado del atardecer y su reflejo. La belleza con la basura a su alrededor, lo bueno y lo malo unidos en comunión. Volvimos de noche esquivando vacas y charlando de la vida y del intercambio de información de la india.
Las noches en india son para estar dentro y ellos me contaban que no dudaban en salir a la noche y ahí estaba compartiendo ese momento agradecida de habermelos encontrado y de disfrutar del silencio de la mirada al taj mahal que te conecta con la arquitectura sagrada de la construcción humana.
El Taj Mahal es sin duda el monumento más impresionante que se ha realizado al amor, y una visita imprescindible en la India. El mismo Tagore lo definió como un poema escrito en piedra y dijo de él alguna vez que estaba destinado a brillar por siempre como “una lágrima en la mejilla del tiempo”.