Mientras escribo el final de este cuento, pienso que no sé si será el mejor final, pero que tal vez sea el más justo.Y ustedes pensarán por qué hablo de final cuando recién voy por la segunda oración. Continuar leyendo
Es mejor así
Seguramente no lo ves porque estás hechizada por el par de ojos que te devuelven la mirada desde la foto. Y está bien que no lo veas, porque no estás acostumbrada a detenerte en las cosas que no tienen importancia. Continuar leyendo
El último sueño de Bartleby
Dedicado a la memoria de Aída Bortnik, y a la huella imborrable que dejó en mí, para siempre.
Adaptación libre del relato “Bartleby, el escribiente”, de Herman Melville. Continuar leyendo
Ya no llueve
Ya no llueve. O al menos eso creo oír desde este lado de la habitación. La costumbre de esperarte se está volviendo un veneno helado en las manos. Duelen las horas, el tiempo, las fotos, las gotas explotando contra el ventanal.
El vidrio que nos separa
El árbol y el silencio
Galopa al viento con la furia de quien sabe que su destino está pronto a enfrentarse a sus ojos. La espada desenvainada, la mirada firme, el cabello enmarañado en la nube de polvo, fuego y tierra que se mezclan en el aire oscuro de la tarde. Continuar leyendo
Todavía no te diste cuenta
Todavía no te diste cuenta. Y yo disfruto un poco de que no lo hayas notado, porque me siento menos expuesto, menos acorralado por el hecho de que vos no sepas que estoy ahí, parado, congelado como una estatua, mirándote desde la vereda de enfrente, estancado en el fuego que despiden tus ojos marrones. Continuar leyendo
Fénix
Puente
Madrid, Octubre de 1997
El viento de verano
El consultorio se le hizo más pequeño a medida que pasaban los minutos y los silencios cada vez más prolongados. Trató de mantenerse sentado, mirando los retratos que se sostenían prolijamente sobre la repisa que dominaba la pared de color ocre.
Observó los rostros, los gestos, e hizo lo posible por no regresar su mirada hacia el doctor Martínez, que pacientemente y con una comprensión alarmante, esperaba su procesamiento dificultoso de la información.
Realmente no sabía qué decirle. Nunca es fácil ponerle palabras a las cosas que no tienen mucha explicación y menos a las cosas que se sienten y uno no entiende por qué se sienten así.
El doctor Martínez tampoco tenía el día entero para él, y a pesar de su tacto habitual para las frases evocadas con rigor y profesionalismo, esa vez carraspeó y rompió la valla que unos segundos atrás parecía infranqueable entre los dos.