Entre la maldad y la bondad

#EscritosDeLaVida

Tal vez una decisión estructural y fundacional del ser es elegir entre la maldad o la bondad.

Transformarse en un malevo o ser un angelito.

Por citar los extremos.

Porque en el medio seguramente estamos todos, aunque nos esforcemos por jugar a favor de uno de los equipos. Para honrar cada día con ideas, comportamientos y acciones la lealtad al disciplinamiento.

¿Qué disciplinamiento?

El que nos reclama ser consecuente con la bondad o maldad, que elegimos para desplegar nuestras vidas.

Ahí está quizás una decisión relevante del ser humano. Algo que indefectiblemente lo relatará frente al mundo y le hará sufrir sus consecuencias.

¿Por qué?

Porque tanto la bondad como la maldad traen aparejadas las consecuencias de sus actos.

No sólo a nivel externo, sino también interno.

De ahí, lo que suele resultarme extraño. Porque elegir la maldad no parece ser una decisión estructural conveniente.

No sé qué opinan.

El malo piensa siempre en términos negativos. Sus ideas procuran incidir desfavorablemente en el otro, perjudicarlo.

Suele estar tomado por una emocionalidad negativa que lo impulsa a su peor versión. Para estimularlo a arremeter con daño.

Con lo cual es esperable que reciba a cambio similar retribución. Incite así la habilidad del despropósito que pueda desplegar su víctima.

Orquestando de algún modo una reciprocidad perjudicial entre las partes. Situación que se acrecienta cuanto mayor es el compromiso con la maldad.

Es fácil de comprobarlo. Qué hace alguien que recibe una agresión? Cuál es su conducta espontánea hacia quien lo insultó o lo agravió?

Con la posibilidad de hacer el bien ocurre lo mismo. Se obtiene la reciprocidad que esa actitud facilita.

Tarde o temprano.

 

Escritos de la Vida - Juan Valentini

 

*Juan Valentini es autor de “Escritos de la Vida”. Los contenidos de este Blog no forman parte del libro. También es autor del libro de superación personal “El Campeón: filosofía práctica para ganar en el juego e imponerse en la vida”.