A la gente mayormente la han enseñado que es bueno disciplinarse. Y preservar los buenos modales.
En la escuela nos han dicho eso. Es lo que de alguna manera nos inculcaron.
Por lo menos así era antes. Habría que ver cómo es ahora. Si aún se estimula a los alumnos a ser educados y guardar las formas aún en los disgustos. Aún en las injusticias y los traspié que pueden presentarse.
Habría que ver cómo están las cosas hoy. Y también la conveniencia de mantener la calma y guardar las formas.
Porque a veces la gente tiene motivos más que suficientes para enojarse. Para maldecir el mundo y mandar a todos a la mierda.
A la puta madre que los recontra parió.
El tema es que eso no estaría bien. No sería consecuente con las enseñanzas impartidas. Y haría ver a la gente como maleducada. Más allá de la liberación lícita de enojos o repudios que con seguridad están bien fundamentados.
Porque en general. No digo siempre.
En general cuando alguien se calienta. Cuando un ciudadano se calienta, suele tener razón. Si uno lo escucha con atención, el ciudadano caliente o enojado, tiene sus motivos. De ahí que explota cada tanto y libera una bravuconada, un insulto o lo que fuera.
No sé qué pensarán, pero quizás cada tanto permitirse liberar el enojo con las palabras que auténticamente lo desplieguen, podría ser conveniente.
El ciudadano de a pie, tiene derecho a manifestar auténticamente su enojo. Aunque constituya un agravio a la educación recibida.
Cada tanto, no digo siempre. Pero cada tanto, tiene derecho a mandar a todos a la mierda.
O a la concha de la lora.
*Juan Valentini es autor de “Escritos de la Vida”. Los contenidos de este Blog no forman parte del libro. También es autor del libro de superación personal “El Campeón: filosofía práctica para ganar en el juego e imponerse en la vida”.