El problema de la mentira

#EscritosDeLaVida

Yo no creo en la mentira, por suerte. El tema es que uno se encuentra muchas veces frente al mentiroso. Escucha lo que dice y tiene que hacer creer que le cree. Actuar de algún modo, como para evitar cualquier encono innecesario de quien se compromete con el relato falso. Es decir, el mentiroso.

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De ahí que uno se encuentra muchas veces en la disyuntiva de hacerse el boludo o frenarlo un poco. Porque si mira para el otro lado, convalida la mentira. Pero si quiere frenarlo se entromete en incómodos contrapuntos que hacen complicada la conversación.

Así que muchos, entre los que me incluyo, optamos ciertas veces por la más fácil. La de acompañar al mentiroso en su esfuerzo por hacernos creer su mentira. Se trata de un acompañamiento silencioso que convalida, que le da ánimo para permitirle que nos embarulle y despliegue el más pretencioso de sus relatos.

Yo he notado que en esos momentos el mentiroso se entusiasma con su mentira, la ensalza de algún modo y la desarrolla con cierta impunidad hasta tensionarla con sus límites. Porque en esas exageraciones al interlocutor de turno no le queda otra que advertirle, que quizás se está excediendo. Con la intención de que encause la historia a versiones más razonables, que puedan ser verosímiles en sus apariencias.

Caso contrario el interlocutor se puede sentir ofendido, por el abuso que hizo de su ingenuidad. Y ahí sí, no le queda más remedio que asumir la incomodidad que implica hacer notar los márgenes de la inocencia, para evitar que el mentiroso de un paso más, acentúe su intención de embaucarlo y lo obligue a sentirse un pelotudo.

 

*Que tengan un excelente día. Hasta la próxima!

Libros de Juan Valentini

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