Me pone triste pensar que nos vamos a morir. Que la suerte está echada. Y que lo único que media entre nosotros y la muerte, es el tiempo.
Que se insume como si fuera un reloj de arena.
Siempre me llama la atención que estemos como embaucados en temas en apariencia muy menores, como si el dólar aumenta o baja, si mañana va a llover o hará frío, si Juanito le dijo a Pedrito que era alto, flaco, gordo o pelado. Si Pedrito le devolvió la agresión que estuvo a la altura de la provocación.
Etcétera.
Son pocos los recovecos donde se puede encontrar un espacio de reflexión para dedicarnos a temas existenciales. Temas que parecen relegados por cuestiones más relevantes que si observamos con cierta detención tienen una importancia muy menor en relación a temas como la muerte.
¿Tal vez elegimos distraernos con la irrelevancia para evitar lo importante?
No lo sé.
¿La vida en verdad reclama que pongamos los ojos sobre supuestas urgencias?
¿Preferimos esconder la muerte bajo la alfombra para engañarnos de algún modo?
Puede ser. Cada uno sabrá.
Porque, si hay algo que constituye siempre un error, es responder por el otro. O peor aún, afirmarle cuál es su respuesta correcta.
Y que la crea.
Lo cual es más abusivo que el error inicial, porque el primero procura ocupar un lugar que no le corresponde. Pero el segundo, convalida la intromisión y hasta la agradece. Despojándose así de la responsabilidad de construir su propia respuesta y evadiéndose del trabajo que supone construirla.
Sigamos…
Quizás lo que estimula a escribir es provocar la reflexión para procurar hacernos cargo de un mayor nivel de conciencia, que nos permita vivir en paz y asumir la naturaleza de la vida con cierta tranquilidad y madurez.
La fe puede ayudarnos a permanecer. Las noticias a distraernos y engañarnos un poco.
Pero el tiempo pasa.
¿Nos vamos a morir?
Empecemos a hablar del tema, para cuestionar esa posibilidad tan cierta. O para aceptarla con sabiduría.
Y, si no hay otro resultado que el que se vislumbra con claridad, aprovechemos la vida. Cada minuto y cada segundo.
Honrando la existencia. Y siendo las mejores personas que podamos llegar a ser.