Estefanía hace bien en invitarme a cenar con amigos el viernes a la noche. Por eso llego puntual y con amplias expectativas.
-Juancito –me recibe con alegría.
-¿Cómo anda compañera? –le digo para iniciar la fiesta.
Se ríe, me dice que pase, que estoy en mi casa. Y me acompaña hasta el balcón terraza. Me siento y disfruto la vista al río.
Pronto llega Esteban, y Lucas con Marisa. Son las 20 horas en Buenos Aires y ningún plan es mejor que una noche con amigos.
Estefanía se muestra inquieta, va de un lado para el otro. Anuncia que pronto estarán los sorrentinos de salmón a la mediterránea. Camina hasta la cocina y vemos desde lejos que acomoda los quesos, las ensaladas…
-Tranquilizate, vení a disfrutar la noche –le dice Esteban desde la mesa.
Estafanía se tranquiliza, aparece con un vino que dice que lo tenía especialmente guardado para la ocasión, le pide a Lucas que descorche. Lucas lo muestra como un trofeo, lo abre y llena las copas. Brindamos.
-Por la compañera –digo, y todos nos reímos.
-Se están complicando las cosas –suelta Lucas. Ya les queda poco –asegura, como afirmando el cuchillo donde duele.
Pero Estefanía resiste el golpe y dice que no es poco para terminar de hacer la revolución. Para dejar el sello histórico del movimiento nacional y popular.
-Dejate de joder –salta Esteban-. ¿La revolución de las carteras Louis Vuitton?
Estefanía cambia la cara, afirma que Cristina es una persona por demás inteligente y que siempre fue exitosa.
-Una abogada exitosa –acota Esteban con sonrisa socarrona.
Lucas intercede.
-Acá la única que va a hacer la revolución es Lilita, que los va a meter a todos presos.
Apenas hace el comentario, Marisa lo mira como si estuviera diciendo estupideces. Y no hubiera la más mínima posibilidad de que alguien corrupto fuera a la cárcel en la Argentina.
-Es fácil hablar mal de los políticos –intervengo-. Pero está lleno de gente honesta.
Esteban me mira como si le tomase el pelo. Dice que me deje de joder, que no oficie de conciliador, que en nuestro país está lleno de ladrones. Y que los políticos además de ser ladrones e ignorantes nos toman el pelo a todos.
Estefanía dice que hay mucha gente que se sacrifica por llevar adelante el Gobierno. Y comparte la idea de que políticos honestos hay en todos los partidos.
-Si quieren hacer justicia social, que los trabajadores ganen igual que los políticos –reclama Esteban-. Es toda una farsa –remata.
-Vos porque sos un resentido –le devuelve Estefanía-. Ponete a trabajar que nunca como estos años se creó tanto trabajo y se incrementó el salario real.
-Para los kirchneristas –dice Esteban-. Andá vos a comprar los dólares ahorro. Ese negocito –se ríe-. Ese sí que lo hicieron bien.
Agarra la copa de vino y la muestra como para brindar.
-Hay que felicitarlos por eso –afirma-. Los amigos del poder compran a ocho y venden a catorce.
Marisa dice que en eso Esteban tal vez tenga razón, porque una vez la escuchó a Carrió decir lo mismo. Afirmar que los de La Cámpora compran al precio oficial y los venden en calle florida.
Pero Estefanía la abaraja con saña, cuenta que conoce gente de La Cámpora, que siempre milita, que va a las marchas, que daría la vida por el país y que jamás en su vida compraría un dólar porque sería como traicionar a la patria. Y que, a ella le consta, nadie de La Cámpora compra dólares.
Esteban tira la cara para atrás y se muerde los labios.
Estefanía se muestra irritada, se para y va a buscar los sorrentinos. El clima está tenso y se produce un silencio inquietante.
-Dejémonos de pelear y cantemos la marcha peronista –propongo para relajar un poco, pero nadie se ríe.
Y comento que si no fuera porque la marcha grita “combatiendo al capital”, nos iría mejor. Que deberíamos redefinirnos y decir “fomentando al capital”, que así se generarían inversiones, se motivarían emprendimientos y se crearía empleo.
-Yo no sé si hay que combatir al capital, lo único que sé es que no devalúen porque nos van a hacer a todos pobres –dice Lucas-. Acá nos quieren hacer creer que destruyendo el salario se resuelven los problemas económicos. Que se dejen de jorobar –afirma.
Esteban por fin encuentra una coincidencia y mejora el clima de la reunión. De pronto aparece Estefanía con los platos que tienen una decoración elogiable, digna de los restaurantes más prestigiosos.
Marisa sugiere que pongamos algo de Cerati para recordarlo, que era un genio y que es un buen momento para escucharlo.
Estefanía afirma que la Presidenta no nos va a fallar, que nunca va a devaluar. Que la quieren destruir, que los buitres son los culpables de la inflación, de la recesión, de la inseguridad, del dólar blue y de todo.
.*¡Hasta la próxima!