¿Construimos la realidad que queremos?

#EscritosDeLaVida

Hay dos alternativas básicas ante lo que nos ocurre. Adoptar una actitud quejosa o predisponernos a accionar para producir resultados.

Lo importante es tal vez ser conscientes de la actitud que asumimos, así por lo menos sabemos que somos nosotros los responsables primarios de lo que nos acontece. Por eso tal vez este escrito, para reflexionar un poco, vislumbrar estas cuestiones esenciales del desarrollo personal y elegir con convicción la perspectiva que consideramos apropiada asumir.

Que no se queje el que se queja.

Porque desde la queja, que persiste en queja sin accionar, sólo incita malestar para su emocionalidad, frustración y consolidación de su situación presente.

Por supuesto todos nos quejamos y con múltiples razones que no valen la pena puntualizar, porque hay desde cuestiones generales que podríamos mencionar hasta temas particulares que siempre son razonables.

Manos_a_la_obraHay quejas pequeñas, medianas. Grandes.

Y generalmente suelen ser debidamente justificadas. Cuando uno escucha al que se queja, muchas veces considera que es razonable esa queja y comprende absolutamente el motivo que la enuncia.

Así que nadie va a cuestionar que las quejas muchas veces son razonables, entendibles. Comprensibles.

El problema es que la queja por sí misma, sin acción, no resuelve nada. Sólo nos involucra en un proceso de malestar que daña nuestra emocionalidad y mengua nuestra energía.

El desahogo de la queja cuando se verbaliza, puede ayudar a sanear la emocionalidad. Pero cuando persiste en un discurso íntimo, silencioso y recurrente, sin predisposición a buscar caminos para resolver los problemas, lo único que hace es erosionar nuestra calidad de vida.

Dar vueltas y vueltas sobre los fundamentos de la queja, lo que seguro hace es invitarnos a arruinar el día.

Comprometerse con la queja más que con la solución de ella, es la mejor manera de perder el tiempo, hacérselo perder a los demás, dañarse a uno mismo y comprar los boletos que llevan directo a la frustración, el fracaso y el resentimiento.

Es cierto que la comodidad de la queja justifica su posición, porque es más fácil quejarse que poner manos a la obra, enfrentarse a las situaciones, transitar la incertidumbre, exponerse a los riesgos y hacerse cargo de construir la realidad que queremos.

Es preferible escapar de la perspectiva de la queja, preguntarnos qué creencias tenemos para producir las circunstancias que vivimos. Qué conversaciones deberíamos generar para ocasionar los cambios que necesitamos.

Qué hicimos ayer para llevarnos al lugar que estamos hoy.

Qué rasgos de nuestra personalidad son funcionales y cuáles disfuncionales para alcanzar nuestros objetivos.

Y qué vamos a hacer a partir de ahora para construir la realidad en la que queremos vivir.

Cuando superamos la queja, y nos predisponemos a la acción, abrimos la posibilidad de construir el mundo.

El riesgo que se avecina a partir de ahí, es el de resolver los problemas y dejar de quejarnos.

 


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*¡Hasta la próxima!.

tapa2 para faceEscritos de la Vida - Juan Valentini