Este es un momento de reflexión, de análisis.
De introspección.
Deberíamos preguntarnos quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes queremos ser. Y luego deberíamos orquestar, articular, diseñar o hacer algo desde la dimensión estratégica para construir el puente, cruzarlo sin mayores problemas y llegar a destino.
A la nueva realidad, que sería la próxima parada.
Aunque el “deberíamos” está por supuesto de más. Cada uno que haga lo que quiera, lo que considere, lo que se le dé la gana.
Así que no deberíamos nada. Es sólo una posibilidad. Una alternativa entre hacer un análisis o mirar para otro lado. Lo que ocurre es que, como sucede en la fecha del cumpleaños, fin de año suele ser propicio para reflexionar y hacernos consecuentemente algunas preguntas, que luego nos impulsen a tomar decisiones.
Salvo que queramos quedarnos en el plano de la abstracción, dar vueltas entre ideas y permanecer en el mismo lugar. Rehusándonos al riesgo y la valentía que supone mirar el puente para dar los pasos que nos exige atravesarlo.
Deseo que tengamos la determinación para hacer lo que sabemos que tenemos que hacer. Que nos hagamos cargo de construir la vida que queremos vivir.
Y que tengamos las fuerzas para caminar sin detenernos hasta llegar a destino.