La tv responde a la audiencia y la audiencia somos todos. Por eso bien podríamos hacer los humildes televidentes, en mencionar o expresar con elocuencia qué es lo que queremos ver en televisión. Y decirlo a viva voz, sin tapujos ni condicionamientos.
Así, al mismo tiempo que manifestamos nuestros deseos para que los productores televisivos puedan considerarlos y sean más efectivos en sus productos, nos liberamos de las intenciones imaginativas que tal vez existan en nuestras profundidades subjetivas y exijan, de alguna manera, salir a superficie.
Suposición, por supuesto. Porque nadie podría decir a ciencia cierta que en la estructura profunda de nuestro ser, en los recovecos más insondables que poseemos, existen, y están inquietas, intenciones imaginativas que, además, reclaman expresarse.
Si no fuera que el ser humano es siempre más complejo que las explicaciones que pretenden atraparlo, por supuesto no nos permitiríamos expresar con autenticidad lo que creemos. Y balbucearíamos apenas con cierta timidez ideas que podrían desalinearse a las fundamentaciones científicas, irreversibles y permanentes, vigentes en todo el territorio nacional de la República Argentina y en el universo todo.
En fin, volvamos a lo nuestro.
Decía que sería conveniente simplificar las cosas y que los televidentes digamos con elocuencia lo que queremos ver en televisión. Y hoy, especialmente, propongo pensar en el show que nos gustaría ver. Para no extender la posibilidad de pensar en contenidos inabarcables y abocarnos a una cosa por vez.
Si no, corremos el riesgo que nos pase como en las comisiones, que disparan temas innumerables y divergentes e inquietudes que se despliegan de un lado al otro, para asegurarse perder el tiempo y no llegar nunca a nada.
Disculpen el prejuicio.
Pero alguien dijo, y creo que fue Perón, que si se quiere no hacer nada, hay que formar una comisión.
En fin, creo que hay que partir reconociendo que el gran show de la tv Argentina está en manos de Marcelo Hugo Tinelli, y que su habilidad, inteligencia, capacidad de gestión, etc. ha hecho que lo preserve durante tantos años de nuestras vidas.
Lo cual es digno de reconocimiento y admiración.
Le guste a quien le guste y le pese a quien le pese. Porque Tinelli ofreció un espacio televisivo que entretiene a un vastísimo sector de público de nuestro país. Y en los últimos años, creo yo, no solo ha hecho eso, sino que ha evolucionado en la calidad del espacio, ofreciendo verdaderas obras artísticas, expresadas en formas de bailes, coreografías y demás expresiones virtuosas del ser humano, que suelen manifestarse en los escenarios teatrales más importantes del mundo.
Punto.
No sé ustedes, pero en lo personal tengo una contradicción con el programa Showmach. No lo veo siempre, pero sí algunas veces, las suficientes como para poder hablar del tema o poder decir algo al respecto.
Mi principal problema es que tengo una contradicción muy notoria. Por supuesto no quiero que se fomente un clima de agresión, ni de enemistad entre los argentinos. Y mucho menos de gritos, insultos o descalificaciones.
Bien sé que esos comportamientos son los más precarios que puede acometer un ser humano. Y que cuando se instalan como conductas virtuosas en la sociedad, lo único que hacen es erosionar el clima de hermandad que debiera preponderar en la comunidad y que en efecto mejora la calidad de vida de todos.
Dicho eso, y procuro ir terminando, quedo atrapado como un niño absorto que mira el globo que se escapó de sus manos y vuela, cuando un panelista arremete con todo contra otro panelista u otro participante. Y se enredan en peleas cizañeras, riñas interminables, y comportamientos que encarnizan luchas cuerpo a cuerpo, para doblegarse mutuamente, con la única intención de fondo de vulnerar al otro y hacer elocuente su rendición definitiva.
Como espectador quiero de alguna manera sangre.
De la buena.
Y ese deseo decadente, insano, inconveniente y hasta bárbaro, no hace más que delatar una intención torcida, que denigra al ser humano.
Pero que en las profundidades, en muchos casos le pertenece.
Es esa situación la que debiera preocuparnos.
*Infobae no se responsabiliza por las opiniones vertidas por los columnistas, como así tampoco por el contenido de las publicaciones.
.,