El Estado tiene que garantizar la distribución de los discos

#FábricaDeLaCultura

“La dificultad del músico es que tienen que ser artistas, productores, managers, agentes de prensa, hacer todo lo administrativo. Para bien o para mal, nosotros tenemos esa impronta”, reconoce Daniel Viola, uno de los fundadores del Movimiento de Música para Niños.

Y apunta que si bien “la ley de música va a ayudar”, “lo que falta, profundamente, es una empresa estatal que se encargue de la distribución”.

 

Esto es que “los puntos de cultura pueden ser un punto de partida para que esos lugares tengan disquería y librería”. “Tiene que haber una distribuidora que llegue a todos los lugares, tiene que ser como los espacios Incaa para la música”, insiste Viola en diálogo con #FábricaDeLaCultura.

La voz de Viola es una autorizada. Hace 16 años creó junto a María Teresa Corral el Momusi, un referente para la música infantil local y regional. Trabajan por la libertad cultural, igualdad jurídica y la fraternidad económica.

Desde el Movimiento se ofrecen ciclos de conciertos, capacitación, programas educativos y encuentros regionales para intercambiar experiencias. De ahí que llegue la comparación: “En otros países, como México tienen todo muy trabajado; en Brasil, también. Ellos tienen productores. Nosotros, en la Argentina, estamos trabajando sin eso y nos cuesta mucho”.

Respecto al panorama global del negocio, Viola comparte algo que habíamos dicho, incluso, en un informe anterior: “La industria del disco es una industria que está dejando de ser lo que fue”.

El fundador del Momusi es claro: “Hay gente que sabe más que yo en esto pero creo que desde que dejaron de venderse los simples empezó la decadencia del disco. El boom de la venta era el winco y los simples. La gente compraba a lo loco”.

Y propone: “Tiene que cambiar la mentalidad de lo que es un disco. La música comprimida en MP3 no tiene el mismo nivel de sonido que tiene un buen disco. El disco tiene que ser un objeto y más para el chico. Tiene que ser tan interesante como un libro, con buen diseño. Tiene que ser un objeto que den ganas de tenerlo más allá de la música”.

Como referente del movimiento que trabaja por la música para los más chicos, se lamenta porque “ninguna de las productoras grandes trabaja material para chicos”. “La producción de discos para chicos se hace de manera independiente: es el mismo músico que va a su sala de ensayo, produce un disco, tiene un amigo diseñador que le hace la gráfica, después tiene que buscar un distribuidor y donde más vende es en su presentación. Donde se presenta hay chicos con padres que quieren llevarse el disco para revivir el espectáculo, tener ese material físico, tangible”.