Por: Mariana Dahbar
Polémico, verborrágico y para muchos el especialista en rescates de la B, Ricardo Caruso Lombardi comparte con Infobae sus costumbres, pronósticos y expectativas para la Copa del mundo.
Le aburre la primera etapa del mundial y en ella sólo sigue al equipo argentino. Confiesa que le gustaría aprender cosas mirando los partidos, pero que no aprende nada.
A la hora de las cábalas, no tiene ni piensa tenerlas para la selección de Sabella y afirma contundente: “Argentina, con el equipo que tiene, no necesita cábalas”.
“Es el momento de poner a la Argentina en el lugar que se merece y de convencer a la gente”, concluye el ex futbolista.
Sobre el armado del equipo, el ex DT de Quilmes sentencia que le falta equilibrio y que espera que se termine de armar en los primeros tres partidos.
Califica sólo de hinchas a los polémicos barrabravas y manifiesta que es una imagen que algunos quieren imponer: “En todo lugar hay alguien que manda, siempre hay un jefe en algo. No sé por qué los llaman barrabravas”, finaliza.
- ¿Cómo te preparás para el Mundial?
Normal, el Mundial siempre lo miro muy tranquilo, soy de mirar muchos los partidos en la parte final. Cuando arrancan el campeonato, hay muchísimos partidos que no los miro, no me llama la atención, salvo cuando juega la Argentina.
- ¿Dónde, cómo y con quién ves los partidos?
Donde se dé, si estoy en un bar lo veo en un bar, si estoy en casa lo miro en casa, donde estoy con mis hijos lo veo con mis hijos. La realidad es que no miré ningún partido en especial en algún lado, siempre donde pintaba.
-¿Cábalas?
Ninguna, no, porque con las cábalas a la Argentina no le fue bien en los últimos Mundiales, tampoco voy a estar haciendo cábalas para la Argentina; la Argentina, con el equipo que tiene, no necesita cábalas.
-¿Cuál es tu mejor recuerdo de los mundiales?
El mejor, en el 78, porque era pibe, tenía 16 años, porque no había clases nunca cuando jugaba la Argentina, iba al colegio, al Villa Urquiza. Cuando terminaba, salíamos todos a hacer quilombo, a golpear toda chapa que encontráramos. Y en la final, recuerdo que en la camioneta de mi papá subimos todos y fuimos a festejar al Obelisco con un montón de amigos, ahí le di mucha importancia al Mundial, después ya no tanto.
En el 82, un poquito más. En el 86, sí me prendí, me prendí mucho porque Diego te atraía mucho, Diego era el imán que te llamaba para verlo.
En el 86, aparte, como se dio el campeonato y como llegó a la final, la final con Alemania.
El 90, más allá de los penales, yo tenía un bailable que ponía la cortina de Italia 90 y me daba la sensación, siempre, de que estaba en el Mundial, después ya no.
-¿Qué fue lo más ridículo o gracioso que hiciste mirando un partido?
Boludeces hice millones, no sólo viendo los partidos del Mundial, viendo los míos también, algo en especial que recuerde, no. Me ponía muy nervioso viendo a la Selección, muchas veces me encerraba en la pieza para que no me molestara nadie.
-¿Qué es lo que más disfrutás y lo que menos de los mundiales?
Lo que más me gusta, las finales; cuando quedan 8 equipos; eso me encanta porque es a matar a morir; se juega a full; el que queda afuera se va llorando; el que gana hace una montaña. Lo que menos me gusta, el principio: todos los equipos que no se cómo llegan a los Mundiales, la verdad son muy flojitos.
-¿Qué tres cosas no pueden faltarte en un Mundial?
Estar en un bar con amigos siempre; un buen asado no puede faltar y lo tercero es tener muy buenos LCD o LED, ahora sobran. Antes no se veía tan bien en los televisores, ahora estás adentro de la cancha, ahora ves la cara de los jugadores. La gente mirando el partido, la imagen es divina. Y más cuando tenés esos LCD de 55 o 60 pulgadas. Es hermoso.
-¿Cómo ves a la selección de Sabella?
Bien, me parece que le falta un equilibrio, que por ahí lo debe estar buscando. No creo que sea un problema de defensores o de arqueros, como dicen todos. Ése es un problema del medio de la cancha, por ahí tenemos mucha gente que ataca mucho y por ahí defensivamente quedamos un poquito descubiertos. A nivel de eso me parece que vamos a ser un equipo muy importante, por lo menos en las primeras 3 fechas no vamos a sentir problemas. Después, en la etapa final, se va a complicar un poco, pero tenemos jugadores para sacarlo y también no tenemos muchos rivales de turno para pelear si tenemos que llegar a una final, que la zona más pesadita está del lado de Brasil y no del lado nuestro.
En estos tres primeros partidos pueden llegar a ensamblar al equipo, como pasó en el 86. La Argentina de a poquito se va a ir armando en esos tres partidos, y en la parte final puede redoblar.
- Si los chicos de la Selección te estuvieran escuchando, ¿qué mensaje motivador les darías?
Es el momento de poner a la Argentina en el lugar que se merece. La Argentina estuvo muy golpeada últimamente, muy vapuleada, siempre nos dejaron en la puerta y casi ni ahí en los últimos Mundiales. Yo creo que para los jugadores, ésta es la vidriera máxima que puede tener un jugador de fútbol, no hay una vidriera más grande que esta. Y para que la gente los termina de querer. A Messi no lo valoramos del todo porque se crió en España y no acá, y por ahí queremos más a Diego porque se crió acá. La gente es difícil de convencer, me parece que es el Mundial para convencer a la gente.
-¿Cómo creés que deben actuar los colegios?
Hay que autorizar todo. Cuando la Argentina juega, tiene que parar el país. Los demás partidos no. La Argentina tiene 7 partidos, siete días más o menos de clases con los paros que hubo, si las clases iban a empezar en febrero y empezaron en abril, de última si necesitan una hora más de clases, que den una hora más por día y listo.
-¿Qué pensás sobre la figura de los barrabravas?
Es una imagen que quieren imponer, yo hace 20 años que dirijo y nunca un barrabrava me vino a apretar. No sé por qué los llaman barrabravas, son hinchas de fútbol, en todo lugar hay alguien que manda, siempre hay un jefe en algo.
-¿La política utiliza el Mundial para que ciertas cosas pasen inadvertidas?
Vos podés pasar inadvertido en un mundial, con el asesinato de Ángeles, con el paro de la CGT; podés pasar inadvertido con 200 millones de cosas. No hace falta pasar inadvertido por tener un mundial. Ahora si me decís que el mundial es en tu país es otra cosa, pero el mundial en otro país no.
Photo: Adrián Escandar