Los Juegos Olímpicos, ¿un invento de Hércules?

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Los primeros juegos que Heracles (Hércules) realizó en honor a Zeus

Como sabemos, los Juegos Olímpicos se celebran cada cuatro años y representan el evento deportivo más importante del mundo, en donde centenares de atletas de distintas nacionalidades compiten en un variado repertorio de disciplinas. El origen de ellos, como no podía ser de otra manera, es griego. En efecto, si bien hay distintas versiones acerca de un origen que consignan hechos históricos, los mitólogos creen que precisamente ese origen fáctico de los JJ.OO. remite a su vez a una tradición que viene desde mucho tiempo más atrás y es en ese punto donde la historia se fusiona con el mito. En ese sentido, el célebre poeta Píndaro, entre otros, atribuye la creación de los Juegos Olímpicos a Heracles o Hércules (nombre que recibió en el Imperio Romano), uno de los más reconocidos héroes de la Mitología Griega.

El célebre símbolo de los Juegos Olímpicos

Heracles era hijo de Zeus, a pesar de que muchos sostienen que lo era del rey Anfitrión. Resulta que dicha controversia resulta de que, en la mega fiesta que dicho rey organizó para festejar una conquista (y hete aquí el porqué de que se llame anfitrión al que invita a determinados comensales), tanto él como su esposa Alcmena bebieron demasiado vino y quedaron borrachos. Zeus, viendo su oportunidad, se metamorfoseó en el propio Anfitrión para que Alcmena acepte acostarse con él. Consumado el acto sexual, luego el verdadero rey intimó con su esposa. Finalmente  Alcmena tuvo mellizos: a uno de ellos lo llamó Alcides y al otro lo nombró Íficles, siendo el primero y más fuerte hijo de Zeus y el segundo y más débil hijo de Anfitrión. Sin embargo, cuando Hera, la esposa de Zeus, se enteró de la infidelidad de su esposo, prometió asesinar al niño. Para aplacarla, el dios ordenó a Alcmena que cambiara el nombre del niño por Heracles (que significa “gloria de Hera”) para “homenajear” a la diosa.

Uno de los tantos monumentos de Heracles en el mundo

Lo cierto es que Heracles creció con la fuerza de un semidios y logró innumerables hazañas, entre ellas las que equivalen a los “doce trabajos”. Estos son, efectivamente, doce tareas que el rey Euristeo, que le había usurpado el trono al propio Heracles,  le impuso al héroe creyendo que moriría en el intento. Estos eran: Matar al León de Nemea (un felino de dimensiones apocalípticas), asesinar a la Hidra del lago de Lerna (monstruo con forma se serpiente e infinitas cabezas), apresar a la Cierva de Cerinia (animal salvaje con pezuñas y bronce y cornamenta de oro), capturar al Jabalí de Erimanto, limpiar los interminables establos del rey Augías (hazaña que Heracles logró desviando el agua de los ríos), aniquilar a los Pájaros del lago Estínfalo. Atrapar al toro de la isla de Creta, robarle las yeguas al rey Diomedes (héroe de la Guerra de Troya), robar el cinturón a la Amazona Hipólita (reina de las mujeres guerreras), matar al gigante de tres torsos Gerión y robarle sus rebaños, hurtar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides y capturar al can Cerbero en el Hades y llevarlo a Euristeo.

Heracles y el primero de sus “doce trabajos”: matar al León de Nemea

A pesar del carácter de imposible de los mandamientos, Heracles pasó con éxito los doce trabajos, catapultándose para siempre como héroe de todos los griegos. Sin embargo, no conforme con ello y como si tales hazañas no lo hubieran cansado en lo más mínimo, Heracles decidió agradecer a su padre Zeus el hecho de haber logrado tales faenas, inventando una serie de postas deportivas en la ciudad de Olimpia, en la cual construyó el primer “estadio olímpico” para llevar a cabo su homenaje.

Heracles, junto con Aquiles, Teseo y Perseo, son los mayores héroes de la Mitología Griega

De esta manera, con postas de 200 metros, lanzamiento de rocas, saltos, pugilato y otras actividades, Heracles dio inicio a una tradición que los antiguos griegos trasladaron a sus siguientes generaciones y que estas, con el correr del tiempo, introdujeron al mundo: los afamados Juegos Olímpicos.

Representación ceremonial del inicio de los JJOO: la Antorcha Olímpica