Por: Mauro Gago
La leyenda del Titán que desafió a Zeus y del que derivaron palabras relacionadas con la Geografía
Es indudable que, dada la fascinación por las imágenes que los seres humanos tenemos en el sentido lacaniano, ante la simple mención de Atlas se nos venga a la mente la imagen del tristemente célebre titán sosteniendo el mundo. La efigie ha sido prolífica en términos de expansión por el mundo, como símbolo del esfuerzo aunque así también del castigo divino. Pero si bien es cierto que “una imagen vale más que mil palabras”, es importante saber que de Atlas nace el nombre del Océano más joven del planeta y el segundo en extensión: el Océano Atlántico. Asimismo, si bien de forma indirecta, el nombre del titán fue utilizado para nombrar al conjunto de mapas.
El mito de Atlas está ligado directamente con la denominada “Titanomaquía”, es decir, la feroz guerra entre los Titanes, que dominaban el mundo, y los dioses, encabezados por Zeus, que intentaban derrocarlos. Hijo del arcaico Gigante Jápeto, Atlas lideró la resistencia ante el ataque de los “Olímpicos”, librando una cruenta batalla que finalmente derivaría en la derrota de los Titanes y en el nacimiento de una nueva era gobernada por los hermanos Zeus, Poseidón y Hades.
La beligerancia entre ellos designaba, en cierto modo, el paso del antiguo mundo al nuevo, ergo, el del advenimiento del hombre. Esto explica el porqué Zeus es el creador de la raza humana. Los antiguos griegos necesitaban encontrar una explicación a la emergencia del hombre en el planeta y hallaron en la “Titanomaquía” una razón más que suficiente.
Lo concreto es que, como es sabido, los vencedores impusieron reglas y condenas a los derrotados. La mayoría de los Titanes fueron encarcelados en el Tártaro, la región del Inframundo que estaba por debajo, incluso, del mismísimo Hades. En ese sentido, en la Divina Comedia, Dante Alighieri describe el paso del octavo al noveno círculo del Infierno como “la fosa de los Gigantes”, lo cual (más allá de alguna discusión de una referencia o no a los Gigantes bíblicos) retoma el mito del castigo de Zeus hacia los rebeldes.
Sin embargo, no todos fueron cautivos del tenebroso Inframundo, sino que a Atlas, por ser el líder de la revuelta titánica, fue condenado a un castigo tal vez peor: sostener eternamente las estructuras que mantenían separados a la tierra de los cielos. Según el mito, años más tarde, el héroe Perseo pasó por el lugar donde Atlas sostenía el mundo y, ante unas amenazas del titán, Perseo le mostró la cabeza de Medusa a los ojos, convirtiéndolo inmediatamente en piedra, asentando las montañas a las que hoy se las conoce como “Cordillera de Atlas”, en África.
Como conclusión, la leyenda de Atlas es una de las historias más famosas de la Mitología Griega, no sólo porque dio nombre a los trabajos cartográficos y al Océano, sino porque su castigo aun hoy es representado en miles y miles de imágenes y esculturas en todo este mundo que Atlas sostiene con el correr de los siglos…