Los enamorados de la Mitología Griega

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Las leyendas de amor más emblemáticas entre los mitos griegos

Si bien la historia del “Día de los Enamorados” posee distintas adaptaciones respecto de su origen (como la del sacrificio del Sacerdote Valentin, que desafió al emperador romano Claudio II por prohibir éste los matrimonios a los jóvenes, hecho que propició el nacimiento del Día de San Valentín), nosotros haremos referencia obviamente a aquella versión que remite a la Mitología Griega. Según dicha interpretación, el Día de los Enamorados es anterior al Día de San Valentín, y se remonta al propio Imperio Romano, donde los habitantes efectuaban sacrificios y todo tipo de adoraciones a Eros (o, como lo bautizaron los romanos, Cupido), dios de la pasión e hijo de Afrodita, a su vez diosa del amor y la sexualidad. Estas celebraciones y libaciones a Eros incluían, por supuesto, el pedido al dios de que le hincara la flecha del amor al ser amado deseado y así ser correspondido.

Eros, el dios de la pasión al que los antiguos romanos pedían la correspondencia en el amor

Eros, el dios de la pasión al que los antiguos romanos pedían la correspondencia en el amor

Pero más allá de la inexorable alusión a Eros, desandaremos a continuación algunas leyendas relevantes del acervo mitológico helenístico, en donde hombres y mujeres demostraron una devoción extrema hacia sus respectivos enamorados y accionaron con pasión (y también con irreflexión) en pos de ese amor.

Paris y Helena: Tal vez sea el mito de mayor relevancia en términos de amor,  aunque la leyenda haya sido nominada como el “rapto de Paris a Helena”, designando un acto despótico por parte del príncipe troyano. Lo concreto es que durante la boda entre Peleo y Tetis (otro caso de amor significativo), Eris, la diosa de la discordia, intentó vengarse del hecho de no haber sido invitada y envío a la celebración una manzana de oro con una cartel que decía “reservada a la diosa más hermosa”. En consecuencia, Afrodita, Hera y Atenea se disputaron la manzana, por lo que Zeus decidió que el príncipe de Troya, Paris, fuese el juez. Las tres diosas sobornaron al joven para lograr su voto: Hera le ofreció poder, Atenea la posibilidad de ganar todas sus batallas y Afrodita el amor de la mujer más bella del mundo. Paris, amante por naturaleza, se vio deslumbrado por este premio y eligió a Afrodita como la merecedora de la manzana de oro, mito que se conoce como “El Juicio de Paris”. Indudablemente, el príncipe reclamó luego su premio a la diosa, por lo que ésta le mostró un retrato de la reina espartana esposa de Menelao, Helena, la mujer más linda del mundo conocido. Fue así como aprovechando una celebración entre troyanos y espartanos, Paris conoció a Helena y ambos se enamoraron, por lo que escaparon en el barco troyano sin que Héctor, príncipe heredero de Troya y hermano de Paris, supiera del secuestro. Como derivación de este suceso, el amor descontrolado de Paris y Helena provocó la conflagración más famosa del mundo: La Guerra de Troya…

El arriesgado amor de Paris y Helena provocó la Guerra de Troya

El arriesgado amor de Paris y Helena provocó la Guerra de Troya

Odiseo y Penélope: En este mito de amor se destaca el don de la fidelidad, personificada en la esposa de Odiseo, Penélope, quien esperó veinte años el regreso de su marido de la Guerra de Troya, demostrando un amor fidedigno y admirable por dónde se lo vea. A pesar de que el conflicto con los troyanos duró diez largos años, Odiseo vagó otro tanto por mares y tierras, condenado a no poder regresar a su patria por el dios Poseidón. Aun cuando la mayoría de los habitantes de Ítaca daban por muerto a su rey, su esposa mantuvo la esperanza de volver a verlo con vida hasta el último instante y fue recompensada por los dioses con el retorno, sano y salvo, de Odiseo. Resulta que era tradición en Grecia que una vez muerto un esposo, varios pretendientes reclamaran a la viuda que eligiese un nuevo marido, por lo que muchos hombres, creyendo a Odiseo muerto, se instalaron en el palacio real para que Penélope seleccionara a uno de ellos. Pero la reina, rehusándose a cumplir con la costumbre y descreyendo de la expiración del rey, calmó a los pretendientes diciéndoles que elegiría nuevo esposo una vez que termine de hilar un lienzo destinado a la probable muerte de Laertes, padre de Odiseo. Sin embargo, para evitar su promesa, Penélope tejía a la vista de todos durante el día y deshacía su trabajo, en la intimidad, por la noche. Finalmente, Odiseo regresó, mató a todos los salvajes pretendientes y se unió nuevamente a su esposa, cuyo amor prevaleció a pesar de esos veinte años de ausencia de su marido…

La fidelidad de Penélope hacia Odiseo grafica el amor entre ambos

La fidelidad de Penélope hacia Odiseo grafica el amor entre ambos

Orfeo y Eurídice: Orfeo era el músico más famoso y talentoso de la Antigua Grecia y, cuando su esposa Eurídice falleció, ensayó melodías tan prodigiosas como tristes y apesadumbradas, que hicieron llorar a ninfas y dioses, quienes le aconsejaron que bajara al Hades a recuperar a su amada. Envalentonado y dispuesto a resucitar a Eurídice, el célebre músico bajó a los infiernos y con su lira adormeció primero al can Cerbero, el perro de tres fauces que custodiaba el Inframundo, y luego apaciguó los oscuros corazones de Hades y su esposa Perséfone para que le permitiesen rescatar a su mujer. Sin embargo, le pusieron una condición: para lograr la vuelta al mundo de los vivos de Eurídice, él debía caminar delante de su amada y no mirar hacia atrás para corroborar que ella le seguía. Así fue como, uno detrás del otro, intentaron salir del Hades. Sin embargo, luego de un largo trayecto, Orfeo no toleró su curiosidad  y miró hacia atrás para ver si Hades lo había engañado y Eurídice no estaba detrás de él. En ese instante, al quebrar el pacto, la doncella fue arrebatada por el dios del Inframundo, perdiendo Orfeo a su amada para siempre…

Orfeo fue hasta los Infiernos para recuperar a su amada

Orfeo fue hasta los Infiernos para recuperar a su amada

Perseo y Andrómeda: Luego de matar a la Medusa (el monstruo femenino con pelos de serpiente que convertía en piedra a aquel que la mirara a los ojos) y de cercenarle la cabeza, Perseo se dirigía a entregársela a Polidectes, que en su afán de deshacerse del héroe para raptar a su madre Dánae lo había mandado a buscar dicho “trofeo”, creyendo que moriría en el intento. Efectivamente, en su camino de regreso, Perseo pasó por Etiopía y vio cómo la princesa Andrómeda estaba encadenada a una roca para ser devorada por un monstruo marino. Esto se debía a que la madre de Andrómeda había dicho que su hija era más bella que las diosas y las nereidas, por lo que los dioses decidieron castigar su osadía con el sacrificio de su hija. De esta manera, Perseo se enamoró instantáneamente de la princesa y decidió salvarla para hacerla su esposa, con lo que heroicamente se acercó a las fauces del monstruo ctónico y le mostró la cabeza de la Medusa, con lo que todo su cuerpo fue transformándose paulatinamente en piedra. De este modo, Perseo rescató a Andrómeda y pudo consumar su amor…

Perseo enfrentó al monstruo más temido para salvar y amar a Andrómdeda

Perseo enfrentó al monstruo más temido para salvar y amar a Andrómdeda

Píramo y Tisbe: el mito de estos amantes inspiró al propio Shakespeare a crear una de sus obras insignia, Romeo y Julieta. El mito relata la tragedia romántica de Píramo y Tisbe, hombre y mujer profundamente enamorados que fueron objeto de la desgracia del destino. En efecto, la leyenda cuenta que en una ocasión, los apasionados acordaron encontrarse en un punto alejado de sus hogares, ya que los padres de ambos les habían prohibido consumar su amor. Lo cierto es que Tisbe llegó antes que su varón al punto de encuentro; vio cómo un león cazaba y despedazaba a un ciervo para alimentarse y sintió un profundo miedo que le exhortó a huir del peligroso animal, con tanta mala fortuna que su pañuelo cayó al piso y fue luego olfateado por el león, que dejó caer sobre él la sangre que emanaba de su boca luego de devorar a su presa. Más tarde, cuando Píramo llegó al lugar, vio alejarse al león y también el pañuelo de Tisbe manchado con sangre, con lo que creyó que la bestia había matado a su enamorada. Desconsolado, y creyendo que su vida ya no tenía sentido, se suicidó clavándose una daga en su pecho. Cuando Tisbe regresó y vió muerto a Píramo, lloró amargamente y se quitó la vida con el mismo cuchillo que había perforado el corazón de su amado…

El amor hasta que la muerte los separe, en este mito de Píramo y Tisbe

El amor hasta que la muerte los separe, en este mito de Píramo y Tisbe

 Dedicado a María Eugenia De Carvalho.

¡Feliz día de los enamorados!