Por: Mariano Marquevich
Es muy posible que leyendo esto te ahorres mas de un disgusto.PAZ
En una nota anterior “El ego ese ¿invencible…?”, repasamos lo que los grandes maestros espirituales y los psicólogos cognitivistas modernos nos aconsejan para despegarnos de la interpretación demente de la realidad, y -cuando no eliminarlo- al menos encapsular el ego. Sugieren:
**Observar lo que nos sucede internamente SIN IDENTIFICARNOS con los pensamientos o las emociones que pensamos o sentimos**
Dijimos entonces, que si logramos practicar este ejercicio en momentos de alta tensión, ansiedad o depresión, conseguiremos tomar un poco de distancia con lo que nos pasa y expandir nuestra conciencia trayendo paz a nuestro presente. Así, sin enfrentarlo ni juzgarlo, podríamos debilitar al protagonista de nuestro mal-estar (el ego) y puc, a veces estar sin él. Disfrutando de su placentera ausencia…
No hace falta ser un avezado meditador ni un ferviente intelectual para llegar a esto. Es más lo que hay que soltar, que lo que hay que conseguir. Iluminarse es desaprender como diría Osho.
No obstante, llegar a practicar este desdoblamiento de manera persistente, sería un tanto utópico para la mayoría de nosotros. No siempre estamos dispuestos a atravesar pérdida de identificación que esto implica. Tenemos un cáncer psicológico pero no queremos hacernos la operación, como si le responderíamos al médico que gracias pero “estamos bien así doc…”.
Perder esa identificación con lo que nos pasa lo imaginamos como perder nuestra unica balsa, como si de lo contrario nos fuésemos a ahogar. Sin embargo, somos el mar.
Aunque incentivemos observar lo que nos sucede sin emitir juicios, no hay que ser psicólogo para darse cuenta de que las veces que lo podamos hacer van a ser pocas…
GUERRA
Todo juicio, esconde mayormente la intención de desentramar el carácter bueno o malo de la realidad. En el acto de pensar conseguimos cierto alivio cuando al fin descansamos los bártulos mentales en una de las dos cajas (bueno o malo).
Es dato consabido que la clasificación de “bueno” o “malo” varía estrepitosamente según la etapa de vida que la persona esté atravesando, así como también, sus características de personalidad, su contexto familiar, social, económico, educativo y cultural.
Para juzgar correctamente uno debería saber correctamente lo que pasa, lo que pasó y lo que pasará. Como nadie maneja a la perfección estas tres variables; el juzgar la realidad siempre será un acto arriesgado e imperfecto. Un sistema auspiciante de guerra (interna o externa).
Sabiendo que seguiremos juzgando una y otra vez ¿Qué hacemos para reacondicionar ese juzgar, y que podamos hacerlo sin salir heridos ni cortar a nadie?
ESGRIMA
En esgrima la punta de la espada es redonda. Se combate. Sí. Pero no para lastimar a nadie, sino, con el único objetivo de practicar el deporte, desarrollar destreza.
Para que podamos nosotros pensar, evitando el carácter destructivo de los juicios, te dejo este tip que puede funcionar amortiguando los daños, como sí le colocaras una punta redonda a la espada con la que pensas.
Te propongo lo siguiente: cambie el cartel de las dos cajas.
Donde dice “bueno”, saca ese cartel y reemplazalo por otro que diga: amor. Y donde dice “malo”, cambialo por otro que diga: miedo.
Ahora, habiendo remodelado un sector fundamental en la fábrica de ideas, no habría más lugar para pensar las cosas como buenas o malas.
Proba ahora pensar de manera tal que aquellas cosas que veías como “malas” ahora las razonaras como estuvieran bajo el influjo del miedo y lo “bueno” pase solamente a ser lo amoroso.
Hacé el intento…
Decime la verdad ¿No te sentis más tranquilo pensando así? ¿No responderías de una manera más ajustada mirando las cosas desde esta óptica?
LLAVE MAESTRA
Si pudiéramos simplificar todos los sentimientos como sucede con las fracciones en matemáticas te quedarían dos sentimientos motores. El miedo y el amor. Dos semillas.
El miedo y el amor se despliegan en la realidad ramificándose en un crisol complejísimo de emociones, conductas y pensamientos. Esta diversidad puede confundir por su apariencia. Por ejemplo: llamar amor a un sentimiento de posesión, alivio a los efectos de una adicción, maldad a un acto de ignorancia gobernado por un profundo temor. Pero si observáramos con detenimiento, veríamos de qué rama viene la hoja, de que tronco viene la rama, a qué árbol pertenece.
Y si con extrema minuciosidad examináramos al miedo bajo el microscopio, en su ADN, veremos que está compuesto únicamente de rechazo del amor. Que algo esté compuesto solamente del rechazo, de la huida de otra cosa… ¿eso no le dice bastante acerca de su realidad? CONCLUSIÓN, Lo que no es amor es ilusión.
(Está nota es muy rara, pero recuerde, ¡no puede decir que es “mala”!)
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