Por: Mariano Marquevich
Aquí, como en muchos países del mundo, para poner preso a alguien la Ley prevée que la persona haya podido comprender y dirigir su accionar en el momento del hecho (Artículo 34 del Código Penal Argentino).
En la religión para que algo sea considerado pecado tiene que estar incluido en la nómina de infracciones que delinean sus dogmas y/o mandamientos.
Sin embargo, todos los lideres espirituales -lejos de sistematizar las malas acciones y clasificar su nivel de gravedad- nos alientan a que perdonemos todo lo que esté frente a nuestras narices. Que no abriguemos resentimientos… Podríamos decir que bajo una optica espiritual, todos son inimputables (imposibles de ser culpados).
¡¿Por qué…?!
Según la perspectiva espiritual, lo único que puede hacer que uno obre de manera desajustada es la ignorancia.
Reemplazan concepto de maldad que propone venganza es por el de ignorancia, que despierta reparación.
Cabe aclarar, que no se refieren solamente a la ignorancia como plantea la Ley en el sentido de no saber que algo esta mal sino al hecho de que uno desconozca su propia esencia, y por ello, actúe enturbiado. Más allá de la incapadidad de entender lo que hizo, sino por no haber alcanzado en un sentido amplio la comprensión espiritual de su propio Ser.
Consideran que si esta conexión íntima espiritual se concretara, la manera de actuar y de evaluar los actos -tanto los propios como los ajenos- pasaría a otra dimensión, no hay estantes para los expedientes en el alma.
A diferencia de la Ley, los Libros Sagrados, o los mandatos familiares (que tanto atraen al ego). A tu esencia más íntima no le interesa clasificar las cosas según si están afuera o adentro de una norma, o si son más o menos castigables.
A medida que se amplía la conciencia, cada vez que el individuo profundiza en la fuente del Ser, la claridad se expande, las diferencias se confunden, los contornos y las formas -que en la superficie se veían tan nítidas- se desmaterializan. La personalidad -eso que uno creía que era- se disuelve. Hay una energía que solo puede, quiere y crea amor. Simplemente estimula lo positivo. Pone el foco en lo mejorable.
Al entrar en contacto con el Ser, este fenómeno es automático porque:
- Al Ser no existe nada que lo pueda alterar.
- Al Ser no le interesa otra cosa que el amor.
- No hay diferencia entre lo que él Es y lo que inspira a lo otro (pues no lo considera tal).
Pasando en limpio, pregunto ¿qué ocurriría si realmente hiciéramos propio el pensamiento de interpretar la maldad como ignorancia? Volvemos a aclarar, no hablamos de ignorancia intelectual sino espiritual. Si estuviésemos dispuestos a sentirnos parte de una totalidad y si el involucrarse con el otro ocurriese con naturalidad, sin sacrificios.
A las Leyes que nos gobiernan, no les interesa este factor profundo. Tan solo están pendientes en que el aparato racional (cerebro maduro) comprenda en términos racionales, y haya actuado en conformidad con el sistema motor.
Los sistemas religiosos aunque hoy en día la mayoría si bien no castigan con la severidad (no encarcelan a los infractores) van más allá en la categorización y establecen reglas que involucran el campo del pensamiento (osea no solo juzgan acciones sino hasta los pensamientos). Y a veces remiten a fallas “que vienen de fábrica” como el pecado original.
Abrí la canilla de tu alma y, con la excusa de la ignorancia, baña todo de inocencia. ¿Ahora se entiende más el título?
LLAVE MAESTRA
Práctica lingüística:
- Interpretar la maldad como ignorancia.
- Reemplazar el sentimiento de culpa por una actitud responsable.
Posdata: No es interés de esta nota cuestionar el tratamiento estatal ni menos religioso de las conductas humanas. Estamos sí interrogando al circuito mental interno. Que en definitiva, es el que participa activamente en el mundo externo. Encendiendo linterna sobre las oscuras trampas del ego.
Para profundizar aún más al respecto podes entrar a la nota: Una solución al problema del mal.