Por: Mariano Marquevich
Un mono a la intemperie, sin más ropa que sus pelos, sin más transporte que sus músculos, sin más decisión que sus instintos. De pronto me encuentro acostado boca arriba, en suelo que no embarra. Con sólo mover los dedos de los pies puedo modular la temperatura de la lluvia, puedo elegir la intensidad de la lluvia. Con los dedos de los pies puedo hacer lluvia, puedo cortar la lluvia, puedo beber y limpiarme.
Esta bien, hay una explicación… los caños, las plantas de agua, la presión, etcétera…
Pero detrás de cada explicación, yace lo inexplicable.
Un químico podrá descubrir la afinidad de dos moléculas, pero por más excelso que fuera, no podrá explicar por qué se unen. Y en caso de que lo descubra, tampoco sabrá por qué es.
Vuelvo a la ducha… que milagro…
LLAVE MAESTRA
Detrás de cada explicación, yace lo inexplicable. Esto nos debiera obligar a elegir pensar la opción que más nos agrade.
¿La agarraste mono?
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