Por: Mariano Marquevich
Líderes en motivación, como los mundialmente conocidos Camilo Cruz, Wayne Dyer, Eric Thomas y Al Pacino en “un domingo cualquiera” -no se rian el “centímetro a centímetro” es una gran frase- te pueden inducir a que le pongas las pilas a algo… pero ¿por qué necesitamos que alguien nos anda gritando o insistiendo para hacer algo que supuestamente nos morimos de ganas por hacer? En esta nota espero despejar esta duda.
Empecemos por una historia conocida.
Un chico quería cumplir su sueño americano de millonario. Al consultar a un maestro Zen, recibe a cambio una invitación a la playa a las cuatro de la mañana -algo, de por sí ya difícil y no relacionado con su ambición. No obstante, el chico acepta. El maestro, a pesar del horario, le pide que ingrese al agua “no vine a aprender a nadar” se quejaba y con razón el muchacho. Avanzado en la profundidad -con el agua hasta la cintura- el maestro le pide que continúe. Ya con el agua hasta la naríz, el Maestro recién va a su encuentro; al llegar, con todo su cuerpo toma en un abrazo la cabeza del joven y lo empieza a ahogar.
El cuento no termina ahí, el viejito no lo mata, hubiese sido muy original, pero no termina ahí.
Al soltarlo, el maestro pregunta al joven.
- ¿En qué pensabas cuando estabas bajo el agua?
- Nose… ¡¿me estas cargando?!
- No… ¿en qué pensabas cuando te tenía bajo el agua?
- Quería respirar, estaba desesperado por respirar.
- Cuando quieras triunfar en algo con tanta desesperación como la que tenías para respirar, estarás preparado para lograr tus cometidos.
Al escuchar esto uno se pregunta… ¿realmente hace falta estar tan desesperado? ¿con sólo tener muchas ganas no sería suficiente? ¿Por qué tan extremo es este cuento?
La respuesta de por qué esta moraleja es acertada, es muy sencilla. Hay una diferencia inmensa entre lo que uno quiere obtener y lo que tendría que hacer para conseguirlo.
La imagen de un cuerpo esbelto, en nada se parecen a estar ahogado de asfixia pedaleando en una bicicleta fija.
Un paseo por las playas en Tailandia, en nada se parecen a estar treinta y tres horas viajando en avión con escalas.
El éxito en tu trabajo, en nada se parece a estar obedeciéndole al despertador cada mañana.
Te va a doler . Vas a estar cansado, vas a tener sueño, vas a tener planes mas divertidos, vas a tener reuniones, fiestas. Llamados de teléfono, mensajes de texto, invitaciones por facebook.
Harás un uso sagrado del tiempo.
El dolor es repelente, pero será pasajero. Si no lo atravesás, puede durarte toda la vida.
La única manera de estar cómodo es atravesando kilómetros de incomodidad.
Entonces tenes que estar dispuesto a poder decir:
Sacrifico todo lo que soy ahora por lo que seré mañana. (E. Thomas)
Una vez que elegiste un objetivo acorde a tus valores, y decidís llevarlo a cabo, no hace falta que lo sigas repasando, idealizando…
Una vez que tenes claro el objetivo, inmediatamente tenes que poner el foco en el proceso.
AVER SI ESCUCHAS el unico OBJETIVO pasa a ser el PROCESO
EL PROCESO ES LO UNICO QUE IMPORTA.
La mariposa tiene que pasar por el proceso para volar. Tiene que hacerlo. Sin ese momento no tiene nada.
Aquello que nos acerca a nuestros objetivos no guarda relación con el objetivo anhelado. Para conseguirlo, tendremos que atravesar lo que sea que haga falta. Preguntale a la oruga… Generalmente, son cosas desagradables, o al menos, que no siempre tenemos ganas de hacer. Esta regla no la inventamos nosotros, viene con el mundo… nose porqué, con qué sentido, o por cuanto tiempo más. Hay quienes dicen que nosotros soñamos este mundo… Sea la explicación que sea, estamos acá y esto es lo que sucede.
En el backstage de la motivación hay oscuridad, paletas de maquillaje, poco espacio, pasillos sucios, lamparitas sin mampara, mugre. Y es necesario.
¿Cuánto deseas que pase lo que querés como para sostener lo que haga falta para conseguirlo?
LLAVE MAESTRA
No seas mejor que nadie, la única meta es que seas MEJOR QUE LO QUE SOS VOS AHORA. (W. Dyer)
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