Por: Mariela Blanco
El doctor Edward Bach fue un inspirado, sensible e incansable transformador de la Medicina. Dedicó toda su vida a la búsqueda y creación de un sistema de salud integral, simple, inofensivo y, por sobre todas las cosas, de elevada pureza. Su vida personal fue el ejemplo perfecto de la Medicina que siempre lucho por crear.
Se dedicó a seguir sus intuiciones, viajando conectado al corazón y a su sabiduría interna, logró resistir y trascender todas las contras y dificultades que cruzó en su camino. Su meta lo mantuvo vivo, soñando y trabajando por una gran transformación. Su objetivo fue crear una Cura que fuera lo más simple posible, que estuviera al alcance de todo aquel que requiriera asistencia, que fuera indolora y que se sustentara en el uso de sustancias puras y naturales. Por eso recurrió a las Plantas.
En las flores descubrió una potente medicina que reunía todas las cualidades que siempre soñó y en la naturaleza encontró la sabiduría y la simplicidad necesarias para lograr un verdadero avance. Perfeccionó, así, un sistema de remedios florales puros sin agregados químicos invasivos, que a través de la elevación de la frecuencia vibración de la persona, lograba contactar al paciente con la causa real de cada síntoma enfermedad, comprendiendo que cada patología surge como una interferencia entre la personalidad y el Alma. De esta forma, el paciente asistido por un profesional lograba reconectarse con su fuente de sabiduría superior y disipar sus conflictos a través de la elevación de virtudes que le permitían evolucionar su camino.
La cura perfecta según Edward Bach se componía de algunas pauta irrevocables:
- Atender a la personalidad del paciente y a no a sus meros síntomas físicos ya que las enfermedades no tienen origen material.
- Enseñarle a cada paciente que la enfermedad surge como reacción ante una interferencia entre su Alma y su personalidad.
- Evitar cualquier metodología que evada al paciente de su propia responsabilidad de haberse enfermado. Develar amorosamente las causas de sus síntomas recordando que el origen de la enfermedad es muy anterior al plano físico.
- Enseñar a cada persona a curarse y liberarse a sí misma. Todo médico o curador deberá ser capaz de comprender y detectar el conflicto que subyace en la persona en cuanto a la relación de su mente, su alma y su accionar concreto.
- El tratamiento constará de revelarle amorosamente estos conflictos y de potenciar en su entorno cuatro cualidades básicas: Paz, Esperanza, Alegría, Fe.
- Además suministrará el uso de remedios naturales puros capaces de elevar las vibraciones del paciente a fin de reconectarlo con su propia sabiduría superior. Esta misma le permitirá desarrollar las virtudes y bondades que menguarán los defectos y conflictos personales hasta hacer desaparecer la enfermedad.
Podemos, estar seguros del enorme corazón y amplitud de conciencia que este sistema conlleva y provoca desde sus primeros usos. El Dr. Bach creo y sistematizó una nueva Medicina que apuntaba, sobre todas las cosas, a la reconexión entre nosotros mismos y entre todo el universo que nos rodea. Más que una medicina vibracional, su medicina apunta directo y sin escalas al Alma de cada ser.
Bendecimos y agradecemos todo su trabajo y nos proponemos continuar su legado con corazón y con respeto a él y, sobre a todo, a nosotros mismos.
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