Por: Mariela Blanco
Hay tres energías claves de esta semana que nos invitan y, casi que nos empujan, a dejar de resistir. A transformarnos en trabajadores conscientes de nuestros sueños y de nuestro Camino: El Agua de las Tormentas, El viento que quedó y Escorpio irradiando desde el cielo.
La vibración del agua con sus tres potencias: La de limpiar, la de enseñarnos a fluir y la de conectarnos con lo que sentimos y no estábamos queriendo ver. Pero ahora el agua pasó y nos hizo poder verlo torrencialmente. Casi tocarlo.
El viento y su orden de soltar. De dejar de aferrarnos a lo que nos da seguridad o nos hace sentir alguien. Lo podamos percibir o no, ya somos alguien y se nos necesita y se nos está esperando. En vez de poner tanta energía en agarrar con tanta fuerza, intentemos hoy, dejarnos ir, alivianar las cargas y pasear por un rato, bajo el sol que volvió. Convertirnos en seres cometas que viajan inspirando a niños.
Escorpio constelándonos desde arriba y desde adentro de nosotros mismos. Pulsando para despertar nuestra alquimia, nuestra máxima fortaleza para cambiar, para renacer después de lo, enormemente, sentido.
Entonces, lo más sabio, tiene que ser alinearnos con estas fuerzas, con estos mensajes, más que claros, de todo lo que nos está rodeando hoy. Dedicar tiempo, energía, acción y amor a lo que sabemos que tenemos que cambiar, a lo que sentimos que queremos alcanzar y a lo que necesitamos, forzosamente, dejar de llevar con nosotros.
Abrázate a tu dolor más hermoso, a tu parte más honda, a todo eso que, aunque insistas, ya no sos. Y, entonces, después del agua, con este viento y con un cielo escorpiano y encendido, al fin déjalo ir.
Y que sea, siempre muy hermoso, lo que no está esperando.
Mariela Blanco
(Imagen perteneciente a Corey Wolfe)
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