Slash: Entre el cielo y el infierno

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Sí, es un poco fuerte el título, pero tómenlo en sentido figurado. Saúl Hudson, más conocido en este mundillo como Slash, es uno de los guitarristas más importantes de los últimos 20 años en el ámbito del rock, eso no está en tela de juicio. Influyente, original, creativo y personal, ha recorrido absolutamente todos los caminos, teniendo en su haber miles de canciones y otras cien mil anécdotas para contar. Conoció la gloria y el fracaso. Es el último Guitar Hero, es el gestor, ideólogo y partícipe del disco debut más grande en la historia del rock: Appetite for Destruction. Slash es un personaje ideal para una película que tendría que durar, mínimo, 7 horas para repasar algo de su carrera y su vida, el problema sería encontrar al actor. Uno de los pocos que cuando lo escuchás, decís: “Es él”. Pero (siempre hay un pero), no todo es color de rosas, también es poseedor de diversas apariciones con personajes, cuanto menos, cuestionables para el ambiente que para algunos, me incluyo, ponen en duda su preponderancia en la escena rockera. Lo que leerán a continuación será una serie de hechos buenos y malos, a mi entender, que involucran al guitarrista (algo así como lo que hice con KISS):

Es uno de los tantos artistas que comenzó por el fracaso, cuando a mediados de los ’80 no fue aceptado en Poison por su estética. Su “venganza” llegaría años más tarde al cruzar a CC DeVille (guitarrista de la banda de Bret Michaels) en un festival. El blondo violero llevaba una galera, adorno característico de Slash, que enloqueció al por entonces músico de los Guns, él mismo afirma que le dijo: “¡Sacátela! y si te veo de vuelta con esto puesto, ¡te cago a trompadas!”. Años más tarde, con los Guns empezó a convertirse en la leyenda que hoy es, comenzó su gloria.

El haber oído todos y cada uno de los temas en los que participó Slash, desde sus comienzos en GNR, hasta lo último con The Conspirators, pasando por sus participaciones con Michael Jackson, Lenny Kravitz y sus maravillosas composiciones bluseras como solista, hacen que haya generado cierto sentido crítico para hablar de él. Él ganó millones de dólares y yo ninguno, él llenó cientos de estadios y yo ninguno, por lo que, ¿le molestará lo que un simple seguidor critique de él? No lo creo, tal vez le afecte a algún fan suyo, pero hay que tomarlo como de quien viene. Me encanta Slash y toda su música, bah, en verdad toda no. Desde Velvet Revolver que sus composiciones no me llegan ni llenan, las siento vacías de contenido, quizás se deba a que espero muchísimo más de él. Obvio, hay canciones buenas de la última época como “Sucker Train Blues” o “Nothing to say” con M Shadows de Avenged Sevenfold, pero son las menos.

Su banda solista no logra gustarme ni un poco, si bien el morocho quiere seguir experimentando nuevas composiciones, (como en el caso de “Anastasia”, con melodías cercanas al power metal), no puede llegarle ni a los talones a su mejor momento. Myles Kennedy puede cantar muy lindo, ser facherito, todo lo que quieran, pero está muuuy lejos de ser un rockstar, a mi parecer es muy gritoncito y es algo que le juega en contra a Slash. Juega en el límite de Axl Rose y Scott Weiland y no termina siendo ninguno de los dos (sino escuchen “One last thrill”). Esos agudos son inescuchables, fuera de lugar absolutamente, de más, los agudos de Axl eran (sí, eran) más rasposos, sucios, perfectamente complementarios a los riffs del hombre de la galera, no tan “limpios” como los de Kennedy, más cerca de géneros como el que practica su banda, Alter Bridge. Para argumentar lo dicho les dejo aquí las versiones de “Rocket Queen” por Axl Rose y por Myles Kennedy, escuchar a este último en el final de la canción es como oír un gato al que le apretaron los testículos.

Si me preguntan a mí por el mejor Slash, no dudo, no vacilo, ni el de “Out ta get me” ni el de “Bad Obsession”, ni el de “Patience”, mucho menos el de “November Rain” (canción que me aburre si las hay). Este sujeto se mantuvo en el cielo con Slash’s Snakepit, su mejor banda. Una seguidilla de rockazos, uno detrás de otro, sinceridad absoluta, canciones simples, nada de dobles sentidos ni cosas rebuscadas que no llevan a ningún lado: Riff, estrofa, estribillo, solo, no necesito nada más, el hard rock puro no necesita más que eso. Obras como “Good to be alive”, “I hate everybody (but you)”, “Back to the moment”, “Beggars and hangers on”, “Been there lately” o “The Alien” tendrían que ser clásicos, pero que por asuntos comerciales y marketineros nunca trascendieron. Dos discos que me dejaron con ganas de mucho más, una segunda formación asesina, con la voz de Rod Jackson, uno de los 5 mejores cantantes en la historia del hard rock (si piensan que exagero los invito a escucharlo) y el fantástico apoyo rítmico por Ryan Roxie en el primer caso y Keri Kelli más tarde. En esta etapa daba la sensación que Slash se sentaba en el inodoro y creaba genialidades, como que todo era demasiado fácil y simple para él. Pero lo bueno dura poco.

¿Hace falta decir cuándo conoció el infierno? Sí, porque algunos fans que lo tienen como EL MEJOR GUITARRISTA DEL MUNDO parece que se olvidan. ¿Qué de rockero tiene tocar con Paulina Rubio, Fergie, Martha Sánchez y Rihanna? Por favor, si alguien lo sabe que me lo haga llegar a mondorock@infobae.com o por Twitter, porque lo de “artista versátil” no me va, no creo que sea para ganar dinero y si quiere fines sexuales con dichas figuras femeninas no le haría falta grabar una canción (también se lo vio junto a Justin Bieber en una ocasión pero condenarlo sería un poco retrógado, un saludo no se le niega a nadie). Tal vez sea muy fatalista, pero me parecen participaciones nefastas que restan. Él es libre, puede hacer lo que quiera, ¡por supuesto que sí! Sino me convierto en uno de esos fanáticos ortodoxos enceguecidos (tengo que escribir sobre estos sujetos algun día) que condenan a los que no piensan como ellos, pero así como él está en su derecho de ponerse a tocar con personalidades vomitivas para el mundo de la música, yo estoy en el mío de criticarlo por ello, sin dejar de lado mi admiración por todo lo bueno que hizo antes. Repito, no me vengan con que “demuestra que es un verdadero músico porque toca varios géneros” porque para eso que toque con Los Wachiturros y vamos a ver cuántos lo defienden. En una de esas Paulina Rubio y le preguntó “¿venís a tocar un tema conmigo?” haciéndole pucherito…imposible decirle que no, seamos sinceros. ¿Tiene algo de malo? Y…a mi no me gusta para nada, pero Slash no se debe a sus seguidores, ni a Axl Rose ni a Izzy Stradlin, se debe a sí mismo, todo lo que consiguió se lo ganó solito. Creo que por ese lado viene la mano, Slash toca porque ama la música, no le hace asco a casi nada y menos aún le importa el qué dirán, pero algo está en claro, NO es el mejor del planeta.

Como ya les dije, Slash me producía una frustración musical detrás de otra y encima se juntaba a tocar con estas muchachas, hasta que este año me cerró la boca para siempre, volviéndose a ganar el cielo. Horas después de La Tragedia de Once, publicó, en su Twitter y Facebook oficiales, sus condolencias por las víctimas fatales saludando a todo el pueblo argentino, sin ningún tipo de necesidad de hacerlo. No lo conozco, pero calculo que eso habla excelentemente bien de la calidad de persona que es más allá de mis diferencias a la hora de escucharlo. Me gusta tener así a los artistas ni subirlos a un pedestal ni defenestrarlos, tratarlos como lo que son, seres humanos, con errores y aciertos, destacando lo que hacen bien pero también lo que siento que hacen mal, por más que sean mis músicos favoritos.  Así lo veo a Slash, un terrenal que se bate a duelo con él mismo entre el cielo y el infierno.