Por: Matías Sánchez
El deporte es sinónimo de actividad física, pudiendo demandar movimientos corporales, mentales o la conjunción de ambos.
Así como en el atletismo, donde el cuerpo humano tiene una preponderancia máxima, cuando se trata del deporte motor la combinación se hace más compleja ya que la mecánica del vehículo se suma al performance del deportista.
Y el motociclismo no es la excepción, siendo expresión más pura el MotoGP. Un campeonato mundial que es un año más viejo que la Fórmula 1 (ya que nació en 1949) pero que constantemente está en evolución para que la ecuación deporte+espectáculo sea perfecta.
En una semana exacta estará comenzando la temporada 2014 y son muchos los interrogantes respecto a quién o qué marca será la que domine, aunque justamente eso es lo que los directivos no quieren. No es bueno que haya un dominador, sino varios.
La explosión que significó la llegada de la televisión en vivo a todos los deportes en la década del ’80 obligó a quienes llevan las riendas de cada actividad a tener en cuenta muchas más cosas que antes, ya que la exposición masiva significaba no sólo una mejor imagen general, también había que brindar un espectáculo que genere interés, que transformado en audiencia significa una nueva fuente de ingresos llamada sponsors.
Que exista un único hombre o máquina o equipo que arrase con todo y marque una diferencia enorme con el resto es un gran dolor de cabeza para los dirigentes, no solamente para los rivales del dominador. Por eso hoy se trabaja tanto en los reglamentos técnicos y sus infinitas variables para que el equilibrio sea perfecto en función de todos los protagonistas.
En los últimos 12 años el MotoGP sufrió un giro copernicano en todo sentido, ya que las máquinas de hoy duplican en centímetros cúbicos de motor a sus antecesoras de hace poco más de una década. Al mismo tiempo que ingresaba la TV también la electrónica y las computadoras ponían un pie en la actividad y ya nada sería igual. Hoy los equipos pueden ver en tiempo real como trabaja su máquina mientras está en la pista, pudiendo diagnosticar problemas o constatando soluciones.
Esa misma electrónica es vital para asegurar un buen espectáculo, ya que junto con los neumáticos son factores decisivos al tener que correr más de 110 kms. de carrera.
Este año las motos oficiales tendrán centrales electrónicas con desarrollo propio pero sus tanques de combustible tienen 4 litros menos que las demás, 20 en lugar de 24, y además dispondrán de solamente cinco motores para cada piloto que serán intocables a lo largo del año. Mientras tanto las motos de la clase “Open” contarán todas con la misma central electrónica, cada competidor tendrá 12 motores sobre los que se podrán hacer evoluciones e inclusive los sábados contarán con neumáticos más blandos que las motos de fábrica.
Ducati fue la marca que pateó el tablero. Ante un cambio radical en su propio estructura tras varias temporadas de magros resultados no quiso arriesgarse a hacerle frente a Yamaha y a Honda, por lo que a último momento decidió pasarse a la clase Open, siendo ahora el más rico entre los pobres y creando un nuevo problema. Esta situación fue resuelta con un fallo salomónico castigando las buenas actuaciones: quien logre podios corriendo como Open pasará a tener un tanque de 22,5 litros y en lugar de 12 motores contará con 9 plantas impulsoras el resto del año.
Quienes miran las carreras por TV y asisten cada fin de semana a los circuitos quieren que gane el piloto de su preferencia. Ud. mismo debe desear que en Qatar gane Márquez o Lorenzo o Rossi o Pedrosa o cualquiera de los veinte participantes. La cuestión hoy es como lograr que la emoción en cada carrera se mantenga hasta la última curva de la última vuelta, o que el campeonato se defina en la última fecha de la temporada, tal como ocurrió en noviembre pasado.
Las fábricas cuentan con presupuesto casi ilimitado, mientras que los demás equipos reciben sus desarrollos, pero Dorna, la promotora del MotoGP, ha sido muy clara que a partir de 2016 todas las motos correrán bajo el reglamento Open, por lo que enfrentamos dos años de transición, ya que decisión está tomada y no hay vuelta atrás.
Ahora el desafío es mantener el espectáculo, ni más ni menos, con equipos superpoderosos de un lado y pequeñas estructuras por otro. Será muy difícil igualar la cantidad de adrenalina que generó la definición del título 2013 entre Márquez y Lorenzo, entre el recién llegado y el consagrado. Dentro de siete días comenzará a desmenuzarse en el circuito de Qatar el ovillo de un intricado 2014 que podrá traer consigo muchas sorpresas si es que se halla el equilibrio tan deseado.