Por: Alejandro Rosenfeld
Si hay algo que es sabido en la mejor liga de básquet del mundo es que se necesita de al menos dos estrellas en tu equipo para pelear por el trofeo Larry O’Brien. Pero se necesitarán tres si lo que intentas es obtenerlo. Aquí, un repaso de los grandes tríos de la NBA, aquellos que han dejado una marca imborrable en la memoria de los fanáticos. Desde el “Showtime” laker de Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar y James Worthy hasta el Big Three de San Antonio con Duncan, Parker y Ginóbili, pasando por los Celtics de Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish y los chicos malos de Detroit: Isiah Thomas, Bill Laimbeer y Vinnie Johnson.
El camino del éxito de una franquicia de la NBA tiene mucho de suerte, es verdad. Pero también se necesita de una estrategia fuerte y concisa para lograr el objetivo máximo: ganar las finales de junio. Para hacerlo sencillo, un equipo debería recorrer el camino más lógico: desprenderse de los grandes contratos de su plantilla, obtener una buena ubicación de draft (o varias) y recomenzar el trayecto del éxito rodeando a este jugador elegido, promesa y futuro del equipo. El problema es, tristemente, que en este presente tan físico y competitivo que atraviesa el deporte (no solo el basquetbol), se necesita más que un jugador para alcanzar la gloria. Ya no existe un Wilt Chamberlain que pueda encestar 100 puntos en un solo partido. No habrá más tampoco.
Como he dicho anteriormente, para intentar ingresar a los playoffs (postemporada), quizás con una megaestrella y un buen conjunto de jugadores alcance. Un ejemplo han sido los Minnesota Timberwolves de Kevin Garnett años atrás. Hoy serían los Mavericks de Nowitzki.
Para ser candidatos a llegar a las finales de la NBA o de conferencia, entonces, habrá que tener a dos megaestrellas y un buen plantel. Este sería el caso de los Utah Jazz de Stockton y Malone que tantos dolores de cabeza le trajeron a Jordan y Cía.. En la actualidad, podríamos incluir a Houston, con Howard y Harden o a los Clippers de Paul y Griffin. Sin embargo, en raras ocasiones lograrán llegar hasta lo más alto.
Para alcanzar la gloria, para quedar en la historia, un equipo de la NBA debe tener 3 estrellas y un plantel generoso en talento y sacrificio. Habrá casos, raras excepciones, en las que esta regla no se cumpla. Desde hace 40 años que los tríos en esta Liga han conseguido decenas de anillos, convirtiendo a sus equipos en dinastías. Los casos sobran. Con ustedes, los mejores cinco tríos que demuestras que esta tendencia parece nunca acabarse:
Puesto n°5: Isiah Thomas, Bill Laimbeer y Vinnie Johnson (2 anillos NBA con Detroit Pistons en 1988/89 y 1989/90)
Los chicos malos de Detroit. Amados en la Motor City, odiados en el mundo entero. Si bien este trío era fundamental para el funcionamiento del equipo dirigido por Chuck Daly, tuvo jugadores como Dennis Rodman y Joe Dumars que también supieron ser estrellas. De hecho, “el Gusano” será parte de otro terceto famosísimo.
Llegaron a las finales de la NBA en la temporada 1987/88, pero cayeron ante los “Showtime” Lakers. Tuvieron revancha la siguiente temporada, ganando 63 partidos en la temporada regular y venciendo a “Magic” Johnson y Cía. con una barrida espectacular: 4 a 0 y el título para los Bad Boys. La temporada 89/90 tuvo la particularidad de haber chocado ante Jordan y sus Bulls en las Finales del Este. Ganaron en 7 partidos para el infarto, accediendo nuevamente a la final de la NBA, esta vez ante los Portland Trail Blazers de Clyde Drexler. Fue victoria en 5 partidos y bicampeonato. Al año siguiente, cayeron en las finales de conferencia ante los Bulls (futuros campeones) y luego el equipo cayó en un declive por los retiros de Laimbeer y Thomas. Pero sin dudas, los Bad Boys de los Detroit Pistons marcaron una época en la liga.
Puesto n°4: Michael Jordan, Scottie Pippen y Dennis Rodman (tres títulos en las temporadas 1995/96, 96/97 y 97/98)
Si bien se podría tomar a la dupla Jordan-Pippen como artifice de los seis títulos logrados por los Chicago Bulls en la década de los 90, la llegada de Rodman al equipo le dio el toque de calidad que, quizás, lo convirtió en el mejor equipo de toda la historia. 72-10. Ese número inigualable de triunfos en una sola temporada arribó con la vuelta de Jordan tras su primer retiro y sumando al Gusano, ya veterano y con dos títulos con los Bad Boys de Detroit, los Bulls fueron casi invencibles: arrasaron en los playoffs de la 95/96 con un contundente 16-4, venciendo a Seattle SuperSonics. Ese año, Jordan ganó el titulo al mejor anotador, el MVP de la temporada, el MVP de las Finales, Phil Jackson ganó el premio al mejor entrenador, Rodman finalizó como el mejor rebotero y el croata Toni Kukoc ganó el Sexto Hombre del año. Completo.
Los dos años siguientes fueron más de los mismo para los Bulls. Récords de 69-13, triunfo en las finales ante Utah Jazz y Jordan obteniendo nuevamente MVP de temporada regular y mayor anotador de la Liga. Rodman, con su sana costumbre, se quedó con su sexto título de mejor rebotero. Ese año, Jordan y Pippen fueron elegidos entre los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA. Al año siguiente, el último de la gran dinastía de los Bulls, volvieron a ganarle a Utah para quedarse con el segundo tricampeonato en una década. Tras la victoria, Jordan anunció su segundo retiro (volvería unos años después, en los Washington Wizards) y el equipo comenzó el desmantelamiento definitivo.
Puesto n°3: Tim Duncan, Tony Parker y Manu Ginóbili (tres títulos en las temporadas 2002/03, 2004/05 y 2006/07)
El Big Three texano no se encuentra en un puesto más alto porque aún están en competencia. De hecho, están a un paso de llegar nuevamente a las Finales de la NBA. Tim Duncan, quien además ganó el primer título de la franquicia en 1999, será considerado como el mejor ala-pivot que haya tenido la Liga. Tony Parker, uno de los mejores bases de la historia y sin dudas el mejor extranjero (por encima del increíble Steve Nash). Manu Ginóbili, único en ganar un JJ.OO., una Eurocopa y un título de NBA, ya es el jugador zurdo que más puntos ha anotado en los playoffs. Este trío, junto al magnífico entrenador Gregg Popovich, han logrado que más allá de los nombres, lo que importe es el sistema y el equipo.
Triunfó en el 2002/03 ante New Jersey Nets, que contaba con Jason Kidd, Vince Carter y Richard Jefferson, en lo que significó el retiro del jugador emblema de los Spurs antes de la llegada de Duncan: el mítico “Almirante” David Robinson. Junto a él, el Big Three y el ultradefensivo Bruce Bowen, el triplero y multicampeón Steve Kerr y el veteranísimo Steve Smith, comenzaron una década de oro no solo del básquetbol, sino del deporte estadounidense.
En 2004/05, los Spurs derrotaron a los Detroit Pistons de Ben Wallace, Chauncey Billups, Rasheed Wallace y Richard Hamilton en las finales de la NBA con la base del Big Three y la experiencia del veterano triplero Brent Barry y el inoxidable Robert Horry. Segundo anillos para el Big Three, que no acabó su sed de gloria.
En la temporada 2006/07, San Antonio llegó a las finales para disputarle el título a Cleveland Cavaliers. Allí estaba un jovensísimo LeBron James. Nada pudo hacer ante el trío texano y jugadores como Michael Finley, otrota megaestrella de Dallas Mavericks. 4 a 0 en la Final y tercer título.
A diferencia de los otros tercetos que vimos y veremos, este aún continúa en actividad con un pequeño detalle: Desde que están juntos Duncan, Parker y Ginóbili, los Spurs se han clasificado a 12 postemporadas consecutivas y se han convertido en el trío con más cantidad de triunfos en las historia de la NBA. Nada mal.
Puesto n°2: Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish (tres títulos en las temporadas 1980/81, 1983/84 y 1985/86)
El Big Three de los Celtics, reviviendo la gloria obtenida en la década brillante de los 60′ con el inolvidable Bill Russell, convivió por más de una década y tuvo la particularidad de competir con otro trío formidable, el de Los Angeles Lakers de Magic Johnson. Entre ambos equipos se repartieron los títulos de los 80′, con los Bad Boys de Detroit metiendo la cola en los últimos dos años.
Larry Bird, uno de los mejores jugadores de la historia de la Liga, generó un cambio inmediato en la plantilla de los Celtics, y el agregado de McHale y el gigante Parish fue el ingrediente perfecto para una época dorada de Boston. Sin olvidar que también se sumó una cuarta megaestrella como Bill Walton, lo único que retuvo al equipo de lograr más títulos fue el trío que veremos a continuación.
En la temporada 80/81, Boston derrotó a Houston Rockets gracias al Big Three, sumado a Nate Archibald y Danny Ainge.
Luego de un par de años sin mayores logros, en el ’93 la gerencia de los Celtics agrega a Dennis Johnson, por entonces mejor jugador defensivo, lo que vuelve a generar un ambiente de confianza para conseguir el título. Así lo hicieron, venciendo a los “showtime” Lakers en una final que se repetiría al siguiente año. La suerte, aquella vez, fue en favor de los angelinos.
Ya en la 85/86, vuelven a enfrentar en las finales de la NBA a Houston Rockets, comandados por un jóven Hakeem Olajuwon y Ralph Sampson.
Al año siguiente, volvieron a caer ante los Lakers en la serie decisiva y en la temporada 88/89 caerían ante los Pistons en las finales de conferencia del Este.
A partir de allí, fue la decadencia de los Celtics, quienes perdieron un año entero a Bird por lesión y luego ya no pudieron recuperar el nivel necesario para sumar un nuevo anillo. Fue el fin de la última década de oro de Boston.
Puesto n°1: Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar y James Worthy (tres títulos obtenidos en 1984/85, 86/87 y 87/88)
Como lo mencionaba en el puesto anterior, los Celtics de Bird, McHale y Parish no lograron 8 títulos en fila por el simple hecho de que en la Conferencia Oeste había un trío imparable, que marcó un quiebre en la NBA y que la relanzó al mundo como la mejor liga del mundo. Es tiempo de hablar del Showtime. Es tiempo de hablar de Magic, Kareem y Worty.
Este Big Three nunca se hubiera creado si no fuera por un hecho fortuito. Mejor dicho, por un lanzamiento de moneda. ¿Cómo? Los Lakers habían transferido a Don Ford a los Cavaliers en 1980, obteniendo a cambio la elección de Draft de 1982. Antes del sistema de lotería, las primeras dos elecciones se elegían por un lanzamiento de moneda entre los dos peores equipos de la temporada regular. Ese año, Cleveland terminó último, y como había cedido su posición a los Lakers, tuvieron que “desempatar” ante los San Diego Clippers. Ganaron, obviamente, los Lakers, quienes eran los últimos campeones. El elegido fue James Worthy, convirtiéndose así los Lakers en el primer y único equipo campeón en obtener una primera selección de Draft. Con este guiño de la suerte, la gloria estaba al alcance de la mano.
Con Magic, Kareem y Big Game James, los Lakers llegaron a finales consecutivas en varios tramos de la década del 80. En el 83/84, cayeron ante Larry Bird y los Celtics, tomándose revancha al año siguiente justamente ante Boston. Ya en el 86/87, volvieron a derrotar a sus archienemigos de la mano del Big Three y un grupo de jugadores de elite como Michael Cooper, Kurt Rambis, Byron Scott y A.C. Green. Con la conducción técnica de Pat Riley, los Lakers alcanzaron la final al año siguiente, esta vez para enfrentarse a los Bad Boys de Detroit. Con una actuación descomunal de Worthy en el séptimo partido de una serie áspera y plagada de choques verbales y físicos, los Lakers lograron obtener el bicampeonato.
Ya con un Abdul-Jabbar (máximo anotador en la historia de la NBA con 38.387 puntos) con 38 años, los Lakers encontraron en Vlade Divac un reemplazante digno, pero ya no fue lo mismo. El retiro de Cooper también ayudó a que el Showtime llegara a su fin. La noticia de la enfermedad de Magic Johnson, anunciando ser portador de HIV en 1991 y retirándose ese mismo año, terminó por derrumbar la ilusión de un nuevo título.
Habrá más tríos, sin dudas. De hecho, el trío de Kevin Garnett, Paul Pierce y Ray Allen en Boston, o el actual de Miami Heat con LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh son muestras de que en el mundo de la NBA, si es por triplicado, tres veces bueno.