En un predio histórico de la República Argentina, el Campo Argentino de Polo, comenzó hoy la 119° edición del torneo más importante del mundo: el Campeonato Argentino Abierto de Palermo. Ubicada sobre la avenida Libertador, “la Catedral del polo”, puede albergar 15 mil espectadores y fue inaugurada en 1928. Su arquitectura es de diseño firme y sencillo. Las enredaderas están crecidas por las columnas, simétricas, que sostienen las gradas principales. Hasta esa parte del estadio se puede acceder, también, por la calle Arévalo.
El barrio histórico de Las Cañitas, convertido desde hace 15 años en un punto de encuentro para miles de personas por sus restaurantes y bares, fue el escenario para una misa del mundo deportivo nacional. El arraigamiento histórico que el torneo tiene, no sólo con el lugar, sino con el país, está a las claras. El certamen se llama, este año: ”Bicentenario del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín”.
Miles de personas. Gorros tejidos, marcas, sonrisas. Stands, conversación: un ambiente ameno. Las personas caminaban a paso tranquilo, serenos. Cervezas frías, cervezas rubias y negras, sombrillas. Cigarros, de todo tipo y tamaño. Habanos, de producción nacional, importados. Caballos de primer nivel, a la sombra, en los árboles. Personas de las provincias que vienen con los caballos, para cuidarlos. Personas de Europa que vienen de vacaciones. Algunos aguantaron el sol bajo los sauces llorones del predio, y otros lo aguantaron sin refugio. Incontables argentinos curiosos y fotógrafos. Las campanas suenan. Los animales salen domados por sus dueños a un césped perfecto. Empieza el juego. Los tablones cobran vida, como en cualquier partido, de cualquier deporte. La gente disfruta lo que fue a hacer: relajarse. Si fuiste, quizás te encuentres en las fotos. Si no fuiste, esta galería vale por un asiento en primera fila.
Fotos: Belisario Sangiorgio para #InfobaeBlogs
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