¡Bienvenidos a #PatrimonioBA!
Hoy nos toca recorrer la plaza Manuel Belgrano, ubicada en la intersección de Juramento y Vuelta de Obligado, en la CapitalFederal.
Un lugar ideal para hacerse una pequeña escapada y pasar tiempo al aire libre en Buenos Aires.
La plaza es muy tranquila los domingos. Hay una feria, artesanías, están los dos amplios museos, el espacio verde; y circula por el lugar una dupla de artistas callejeros, conocida por el barrio como “los hermanos Bartuleti“, que despierta el toque payasesco del ambiente.
Belgrano es un barrio que poco cede a las inclemencias del tiempo, y ese es uno de sus atractivos. Aún hay en el lugar construcciones coloniales y esculturas que datan, al menos, de 1810.
Como un fantasma que vuelve de visita a su hogar, hace tiempo tomé mi cámara de fotos y regresé a las viejas Barrancas, a su ombú, la glorieta. Allí estaban los viejos jugando ajedrez, el hollín de los buses y la estación del tren.
Las luces azules y verdes brillan sobre los rieles. Juramento y Virrey Vertiz. Luego, hacia arriba, a paso lento, hasta Vuelta de Obligado: la Plaza Belgrano.
¡Cuántas historias rodean ese mítico cuadrado enrejado!
La iglesia redonda, parroquia de la Inmaculada Concepción, se impone en la imagen y es el centro de atención en ese rincón dela Capital Federal.
Estoy allí parado, y las personas esperan para celebrar la misa del domingo. Desde la puerta del templo se pueden ver perfectamente el Museo de Arte Español y el Museo Domingo Faustino Sarmiento.
Tomo de nuevo la cámara de fotos y disparo algunas instantáneas al monumento de Manuel Belgrano, que está ubicado en el centro del parque. La estatua en homenaje al militar que creó la bandera argentina se erigió ahí en 1961. Fue obra del escutlor Héctor Rocha.
La música suena y suena hasta el último segundo del día, cada vez más baja. El sol cae, y las caras van tristes porque en pocas horas hay que comenzar con la rutina.
Los últimos rayos de luz en la antesala del invierno… y llegan los artistas.
Una función de circo al pie del bronce cierra el fin de semana para los incontables transeúntes que recorren la plaza durante esos minutos: un mix de malabares, lucha libre mexicana y teatro argentino se desata para la risa de los presentes en improvisado escenario.
Las escenas terminan, entre mate y mate, la noche llega.
Bajo por Juramento hasta la estación de tren Belgrano, porque así se llaman muchas de las cosas en el barrio. Espero la locomotora que me lleve al conurbano.
Pienso que, donde ahora está el andén, antes había un río y una playa. Que allá por 1800, cuando esta zona era un pueblo, Manuel Belgrano caminaba por aquí como jefe de las milicias que expulsaron a los ingleses en 1806.
Escucho el tren a lo lejos y miro las estatuas: cuerpos de cemento que no se inmutan, ni siquiera, con el paso del tiempo.
Fotos: Belisario Sangiorgio Trogliero
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