La UNLP creó la primera planta de reciclado de pilas del país

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La planta Plapimu-Laseisic (Planta Piloto Multipropósito y Laboratorio de Servicios a la Industria y al Sistema Científico) está ubicada en Camino Centenario y calle 506 de la localidad platense de Gonnet, y si bien fue inaugurada en 2012 como una prueba piloto, sus responsables buscan desarrollar el proyecto en municipios bonaerenses y el interior del país.

Este espacio -un centro de investigación y desarrollo de diferentes proyectos perteneciente a la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP y a la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC)- fue concebido, diseñado y originado “con un método simple” y para un proceso de reciclado de las pilas es “económico y absolutamente sustentable”, explicó Horacio Thomas, a cargo de la planta y director del laboratorio.

“La idea fue desarrollar un proceso que permitiera recuperar los metales presentes en las pilas agotadas logrando un doble propósito, por un lado evitar la contaminación de suelos y aguas subterráneas y por otro recuperar los metales para su reutilización, disminuyendo la explotación minera y la contaminación en la producción de los mismos”, precisó el especialista, que empezó a trabajar en el proyecto en 2008.

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En ese sentido, aclaró que “la disposición final de las pilas agotadas constituye un problema ambiental serio, tanto por su magnitud, como por la escasez de alternativas viables, desde el punto de vista ambiental, social o económico”.

En diálogo con Télam, Thomas sostuvo que “son muchas las familias que no saben qué hacer con las pilas, y no quieren arrojarlas a la basura, por eso consideramos importante que se tome esta temática de reciclado como una política de estado”.

Valoró que el desarrollo de la planta “tiene un costo bajo si se tiene en cuenta que estamos hablando del cuidado del medio ambiente”, y precisó que “la planta con la cual nosotros trabajamos, que tiene 15 tubos (para el tratamiento de pilas), cuesta unos 400.000 pesos y trata de 80 a 100 kilos de pilas por mes”.

De acuerdo al proceso de reciclado, el primer paso es la clasificación por tamaño de las pilas alcalinas agotadas: chicas (AAA), medianas (AA), grande (C) y más grandes (D).

“Mediante un método artesanal, se corta la carcasa de hierro que recubre a las pilas; una vez abiertas se recuperan los diferentes componentes: cobertura de acero, algo de papel, el barro interno (debido a que tiene una gran cantidad de carbón), y los metales que se reutilizan como el zinc y el manganeso”, explicó Thomas.

Añadió que las pilas arrojadas en basurales con los demás desechos del hogar “pierden las carcasas y sufren corrosión” debido a la acción climática y los procesos de fermentación de la basura.

En esta etapa, los compuestos tóxicos liberados se filtran contaminando el suelo y el agua. Además, a veces terminan siendo quemadas, lo que ocasiona un aumento de la contaminación ya que genera sustancias muy peligrosas y cancerígenas como son las dioxinas y los furanos.

Es por ello que en esta planta, una vez que las pilas son separadas, se tratan en una solución de ácido sulfúrico generada por un proceso biotecnológico a través del que se logra separar por precipitación los distintos componentes que pueden reutilizarse, obteniendo finalmente óxido de manganeso y carbonato de zinc.

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Los especialistas de la planta valoraron que “los metales recuperados pueden ser reinsertados en la industria para su uso, incluso comercializados por lo que el valor de la planta puede ser recuperado.

De esta manera se transforma un residuo tóxico en algo aprovechable de diversas maneras”.
Thomas informó que en el municipio bonaerense de Pellegrini se encuentran trabajando en la construcción de una planta de tratamiento de residuos sólidos y urbanos junto con la Autoridad del

Agua de la provincia, en la cual se incluirá una planta de tratamiento de pilas para ese municipio de 5.000 habitantes.

“Es importante que los municipios asuman el compromiso del cuidado del medio ambiente, consideramos que los costos de instalación son bajos y el beneficio de proteger nuestra tierra es muy alto”, explicó.

El especialista explicó a Télam que al día de hoy ellos no pueden ser centro de recepción de pilas, “ya que no hay capacidad operativa para tratar toneladas de pilas”, pero pidió a los ciudadanos no arrojar las pilas a la basura con los demás residuos domiciliarios.

 

Fuente: Telam