Violeta

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PROYECTO PIBE LECTOR es un blog de FICCIÓN. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia. 

1. Violeta.

A Paloma le dicen Violeta. Cuando escribo esta historia, ni siquiera el nombre le queda.  No recuerda cuándo fue, exactamente, el instante preciso en que la palabra quedó  olvidada, desplazada, hecha un bollo de papel manchado, como todo lo suyo, ahí en la caja de cartón que hace las veces de tacho de basura en el aula. Porque fue en la escuela, eso sí lo guardó su memoria, y fue ese chico alto que le parecía tan hermoso antes de  que el aire se terminara de cubrir con el velo gris que ahora lo nubla todo, el que le dijo: “Otra vez, nena, usá manga larga, tendrías que llamarte Violeta, vos”. Y le quedó Violeta. Un Violeta indeleble, como el moretón viajero que al principio era injuria inexplicable y luego, con el tiempo, fue encontrando lugar estable más allá de cualquier piel, imborrable, por ahí, en cualquier lado.

Picasso Niño con una paloma imagen para el post Violeta

Artista: Picasso

Paloma se volvió Violeta cuando su mamá decidió volver a la tierra de sus antepasados. “Quedate con tu padrinito”, le dijo, “yo vuelvo enseguidita de visitar a mis paisanos, hacé caso, portate bien”. Cuando uno es niño el tiempo es inasible en horas; lo verdadero fue la esperanza de la vuelta, que no ocurrió. Paloma volvía de la escuela, guardapolvo gris, encorvada bajo el peso de la mochila desmesurada, y tuvo la certeza de la mentira: ése fue el momento que para siempre significaría el inicio de su  adolescencia. Se le acercaba la mano de su primo agitando una foto y un dedo de uña mugrienta señaló a una señora bajita, rechoncha, de cara colorada. “Tu vieja”, decía el dedo. “Mi vieja”, susurró alguien adentro de Paloma que ella no reconoció.

Y eso fue todo. El espejo no volvió a devolverle la imagen conocida, pero qué importaba, si había que taparse los brazos y esperar, esperar, esperar a terminar la escuela para escapar, escapar, escapar de Violeta, porque la vieja esperanza de ser rescatada había dado paso a una nueva, a la de que Violeta no se le hubiera metido por todas partes, al bello sueño de que por dentro estuviera blanca Paloma sin tatuajes dispuesta a desplegar alas y dejar atrás tanta soledad, injusticia y tristeza.

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