El Acontecimiento

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PROYECTO PIBE LECTOR es un blog de FICCIÓN. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.

3. El Acontecimiento

(Nomofobia)

Quién se iba a imaginar que las consecuencias de algo tan inocente, común y corriente, iban a ser catastróficas. Les cuento:

El invento ya era antiguo, pero en 2026 se perfeccionó. Fue Bill Soul, un discípulo de Bill Gates, el que descubrió la forma económica de dotar a los celulares de las múltiples funciones robóticas que los completaron y los volvieron FULL.

Fue tan revolucionario el resultado que, vertiginosamente, en 2029, los FULL fueron integrados a los Derechos del Niño y los mandatarios del mundo tuvieron que garantizar uno disponible para cada bebé desde el minuto cero de su vida.

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Imagen: Evangelion

La forma humana y la voz estuvieron prohibidas desde ese año para los aparatos, fueran estándar o no. La gente conocía bastantes historias de ciencia ficción como para prevenir las consecuencias, así que los aparatos se parecían a tradicionales grúas mecánicas o a cafeteras con ruedas. En 2029, cada bebé se entregaba al cuidado de su FULL apenas nacido y el aparato realizaba los controles médicos completos, lo vestía, alimentaba, controlaba su temperatura e higienizaba las veinticuatro horas del día. Las madres contaron entonces repentinamente con un pediatra formidable, niñera experta y ángel de la guarda de privilegio, todo en uno: se produjo un cambio social de inmediato, la mortalidad infantil bajó a prácticamente cero, el mercado laboral se vio desbordado de mujeres que sólo necesitaban echar un vistazo en su propia pantalla para cerciorarse de lo feliz, regordete y abrigado que estaba su bebé y el mundo debió comenzar a adaptarse a este gran cambio.

Lo primero que desapareció fue la inseguridad, porque pudo impedirse de ahí en adelante que sucedieran accidentes e incidentes. Los FULL educaban con valores y mensajes positivos; la nueva generación de niños jamás hubiera concebido el robar algo, patear un gato en la calle, bajar de un hondazo un pajarito. Porque si lo hubieran pensado, si se hubiese al menos esbozado mínimamente la idea en la típica frase: “¿Qué sucedería si yo…?”…  todos sabían que el FULL no lo hubiera permitido: instantáneamente sonaban centenares de alarmas y los padres, policías y otros FULL hubieran aparecido.

Nadie tenía hambre, ni frío, era golpeado, ni maltratado o abusado: no había modo de apagar al FULL; las baterías eran eternas y su inteligencia artificial, invencible. Lo único que no podía dar era amor, amistad, compasión… pero brindaba tantos otros servicios que pronto la gente comenzó a hacer de cuenta que eso también estaba incluido.

En 2032 desaparecieron las escuelas. El FULL era tutor: Bill Soul había perfeccionado tanto los modelos estándar que se terminaron de volver obsoletas (obviamente ya lo eran). Los edificios escolares se transformaron en gimnasios; se iba allí a hacer ejercicio dos horas por día, con el FULL como entrenador. Por ley, los estándar caducaban cuando el niño cumplía los 16 años; en ese momento podía ingresar a la universidad si estaba en condiciones de adquirir su propio personal aparato: el COOL, de venta libre. Y eso no era nada difícil: los estándar eran relativamente baratos para los gobiernos, la calidad de vida mundial había mejorado increíblemente y sí, a qué negarlo, nacía menos gente, así que los COOL eran accesibles y nadie, pero nadie, nadie, hubiera renunciado a su adorada maquinita.

Ya no había delincuencia (los aparatos vigilaban).

Ya no había accidentes (los aparatos protegían).

Ya no había ignorancia (los aparatos educaban).

Ya no había aburrimiento (los aparatos entretenían).

La  lista de los “ya no” se hizo larga, pero nacía menos gente. Y la que había, bueno, cómo decirlo… si un habitante del siglo XX la hubiera visto… hubiese pensado que era bastante rara.

Como nacía menos gente, faltaba menos la comida y abundaba la energía; el mundo se volvió próspero y positivo… y que el uso de las máquinas le pareciera malo a los viejos barbudos y llenos de canas, la verdad, pareció poco importante. La gente pasaba sus días observando y manipulando su aparato, que se usaba para hacer absolutamente todo, así que a quién iba a importarle si había menos fiestas de cumpleaños, la desaparición del fútbol y de los clubes, la increíble elevación de la producción farmacológica (las máquinas prevenían o curaban cualquier enfermedad, física o mental, y el suicidio se había extinguido por ser imposible de concretar). En 2050 hasta un FULL estándar estaba equipado para hacer cirugías a corazón abierto y se parecía mucho menos a una cafetera con ruedas que al principio.

La cosa es que un buen día, a un chico que estaba pronto a cumplir 16 años se le ocurrió una idea que su FULL no pudo prevenir. Preocupado por la cercanía del momento en que debería cambiar su aparato, tuvo un sueño revelador. Este muchachito no quiso exterminar nada, no pensó en liberar la humanidad de su estado de sopor e inhumanidad, no fue impulsado por los ideales de la revolución de la resistencia ni nada por el estilo, como en algunos textos de historia se nos quiere hacer creer. Sólo tuvo un ocurrente sueño, en donde él mismo se preguntaba: “¿Qué pasaría si invento una forma para que mi FULL se renueve y se vuelva COOL sin tener que desprenderme de él?”.Lo soñó tan claro que saltó de su cama, tecleó muy rápido e introdujo el nuevo código… y el FULL no tuvo tiempo de reaccionar y se infectó. Y claro, añares sin que hubiera necesidad de hackers, hasta el modelo más moderno hubiera sucumbido; por más Bill Soul y la mar en coche, nada se pudo hacer.

Las máquinas formaban una inmensa red: se apagaron simultáneamente.

El hacker que no sabía que era un hacker abrió los ojos con asombro ante lo que había hecho.

Habían sido demasiados años continuos: los más jóvenes no sabían vivir sin su FULL… los adultos se habían acostumbrado tanto a ellos que no pudieron superar el ACONTECIMIENTO.

Fue igual que en las guerras, pero con las mujeres jóvenes y adultas  incluidas, y sin guerra. Sólo quedaron los niños pequeños, los viejos y las viejas. Hubo que reconocer masivamente que los FULL y los COOL habían provocado una adicción insana, y la gente sucumbió al síndrome de abstinencia mansamente, sin patalear ni quejarse: cada habitante se acostó en algún lugar, en algún momento, con su adorada maquinita apagada sobre el pecho, y entre estertores calladitos, simplemente, dejó de respirar.

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