Me llama la atención ver como se utilizan los términos Declive y Deterioro como si fueran sinónimos.
NO LO SON.
Muchos profesionales los usan indistintamente para hablar del envejecimiento. Si los que atienden la salud de las personas no discriminan entre uno y otro …el resto de los mortales que no tienen acceso al conocimiento científico, van a reforzar el prejuicio.
Vamos por partes.
Son dos términos que en general, se refieren al funcionamiento intelectual o cognitivo de una persona. Los vas a escuchar como equivalentes pero no son lo mismo.
El declive es un proceso normal que permite que puedas continuar con tus actividades pero tu rendimiento no es el mismo, estás más lento o menos eficiente que antes.
El declive es parte de un envejecer sin patologías pero hay cambios y los vas a notar.
Sin embargo los cambios no interfieren en el diario vivir y no comprometen tu autonomía.
Te vas a encontrar diciendo “esto antes no me pasaba”… “yo antes hacía todo rapidísimo”.
¿Por que aparece el declive?
Hay razones biológicas: si no haces actividad física, no te cuidas la presión, o te excedés con la alimentación, si tu genética no te ayuda, o dormís poco y mal, o no sabés controlar el nivel de stress, todo esto va a impactar en tu cuerpo y en tu rendimiento intelectual.
Hay razones psicológicas: algunos duelos difíciles, la jubilación, las crisis, la viudez, pero especialmente la depresión causa estragos, te enlentece, te aisla y es un factor que genera deterioro cognitivo.
Sin embargo los estilos de vida y los factores ambientales también son protectores para un buen envejecer.
Traducido: Si cuando envejecés vas dejando de hacer cosas que antes hacías: trabajar, aprender, hacer cálculos, hacer deporte, vas a perder habilidades que antes tenías pero además vas a perder el “ritmo” …te va a llevar más tiempo volver a hacer lo que abandonaste. El estado de ánimo también ayuda a estar en forma o a perder el rendimiento previo. Por ejemplo los estados depresivos o los cuadros de ansiedad son factores que afectan la capacidad de atención, la concentración y la memoria en general.
Hay mucha gente que envejece “con éxito” como les gusta decir a los españoles: no declinan y tienen un rendimiento constante a lo largo de toda su vida. Son algunos privilegiados.
Así como se manifiesta una merma evidente en las aptitudes físicas de los individuos a medida que envejecen, también puede producirse una disminución en su rendimiento intelectual. Estos cambios, que se llaman cognitivos, se expresan de diversas maneras:
Estas más lento que antes pero logras el objetivo propuesto.
Te faltan algunas palabras y cuanto más nervioso te ponés menos salen, cuando te tranquilizás aparecen. A veces la demora es de 30 segundos, o de 1 minuto, o de una hora…no importa lo que tarde el nombre propio en aparecer, la palabra que buscás o el nombre del actor que tanto conocés, lo importante es que aparezca.
Si te ponés ansioso y te enojás no va a venir ese nombre, si te relajás, vas a asociar, a razonar, a pensar y lo vas a encontrar. Todo está guardado en tu memoria en un envejecimiento “típicamente normal”.
Decir envejecimiento “típicamente normal” es una redundancia, porque envejecer es parte de la vida, un logro social y científico. En este siglo y en el occidente, es normal envejecer.
Todavía en muchos países del África la esperanza de vida al nacer alcanza apenas los 50 años.
En un informe de septiembre del 2012 , la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dice: “Un habitante de América Latina y el Caribe tenía una esperanza de vida de 29 años en 1900, y 110 años más tarde esa cifra se duplicó ampliamente, hasta los 74 años”.
¿No te parece un logro?
Para los economistas es un “problema” : ¿cómo les pagamos a tantos jubilados que viven tantos años?
Que encuentren soluciones.
Para los narcisistas también es un problema: quisieran ver una imagen eternamente joven de sí mismos, en el espejo.
El tema para los psicogerontólogos es pensar cómo estimulamos a las personas a armar proyectos de vida que le den sentido a los años.
¿Qué es el deterioro cognitivo?
Es aquel que se produce cuando hay una enfermedad, una patología. El deterioro cognitivo interfiere con la actividad cotidiana y la interacción social de la persona. El impacto en las actividades de la vida cotidiana puede ser leve o tan grave que nos impide realizar nuestras actividades en sociedad o nuestro propio autocuidado.
Entonces cuando yo escucho a alguien que dice: “ mi mamá está deteriorada pero sigue viviendo con autonomía…se va de viaje… sigue sus actividades…” o “mi papá está deteriorado pero vive solo y se autoabastece”… hay algo que no concuerda.
Si vive solo, se autoabastece y si tiene autonomía no tiene deterioro.
Quizás las personas piensen en el deterioro cuando ven a un padre más lento…con menos energía…con más arrugas…caminando con más precaución o más despacio…
Eso no es deterioro…
Quizás a los hijos les cuesta ver que los padres no son aquellos idealizados en la infancia, poderosos e incansables, son los mismos de siempre en una versión “en 33 rpm” , cuando 78 rpm era la velocidad de reproducción recomendada a partir de la década de 1930.
Ya sabemos que a nuestra sociedad le cuesta mirar aquello que nos recuerda nuestra finitud: en la medida que reconocemos el envejecimiento de nuestros padres tenemos que aceptar que ya no somos unos pibes, aunque nuestros padres nos sigan llamando “el nene”.