Marie Langer fue una mujer especial. Madre, esposa, psicoanalista, abuela.
Una psicoanalista de avanzada, madre de 4 hijos. Fue la primera que pudo unir 2 términos que en los años 50 eran contrapuestos: Maternidad y Sexo. Un libro revolucionario, como ella, que murió a los 74 años de un cáncer de pulmón. Fumadora, por supuesto, y trabajadora hasta el último día.
Cuando le preguntaban por su ser abuela ella decía…
“Pero hablando de la mujer, la mujer que no trabaja y que enviuda, tiene una dependencia terrible de los hijos y los nietos. Mi hijo mayor alguna vez me dijo: “No eres una abuela militante, como tu consuegra, sino que eres, solamente una abuela simpatizante”. Yo le dije: “¡Claro que sí!, o tal vez sea un abuelo, porque yo sigo trabajando”.
“¿Cual era la función de los abuelos? Cuando yo estoy con mis nietos mayores podemos discutir sobre la existencia de Dios o les puedo explicar las ideas de Marx sobre la plusvalía. En la Argentina les enseñé a montar a caballo. Pero no voy a tejer ¡no!, me niego totalmente a tejer, salvo un saquito para cada nieto, y a crochet, es decir, son seis horas de trabajo, más no porque tema asumir el papel dela abuelita que teje, sino porque ya no sirve para mucho.”
¿Vos que clase de abuelo sos?
En su libro “ Proyectar la vida” Ricardo Iacub menciona las investigaciones de Berenice Neugarten y Karol Weinstein que describen 5 estilos de abuelidad:
Los abuelos formales: que manifisetan un interés constante por sus nietos, están presentes pero no interfieren con el rol parental.
Los abuelos alejados: demuestran poco interés por sus nietos, tienen contactos para ocasiones formales: navidad, cumpleaños, etc.
Los abuelos lúdicos: es una relación en la cual fluye el placer, el jugar por sobre la autoridad.
Los abuelos reservorios de saber: son los encargados de transmitir los valores familiares y se ofrecen como modelo de comportamiento a los nietos.
Los abuelos padres sustitutos: son los que reemplazan a los padres, crian a sus nietos, es frecuente en caso de enfermedad de la madre, o en el caso de los “trabajadores golondrina” que viajan por la cosecha a otra provincia y dejan a sus hijos bajo la tutela de sus abuelos.
Este rol, en general está a cargo de las mujeres por eso el médico español Dr. Antonio Guijarro Morales, que es cardiólogo y trabaja en el Hospital Clínico Universitario “San Cecilio” de Granada, describió el “síndrome de la abuela esclava”.
¿Que le pasa a la abuela esclava?
El síndrome de la abuela esclava, es una enfermedad muy frecuente, grave, potencialmente mortal, que afecta a mujeres adultas con responsabilidades directas de ama de casa, asumidas voluntariamente y con agrado durante muchos años, que se produce como consecuencia de la interacción de factores extrínsecos e intrínsecos.
“La abuela no dice a nada que no, y acepta más y más cargas. Simultáneamente su fortaleza físico-psíquico-emocional se va deteriorando ineludiblemente sin que nadie se de cuenta. Llega un momento en que se produce un desequilibrio entre lo que esa señora puede hacer y lo que ella misma quiere hacer. Ella quisiera seguir haciendo, como siempre, todo lo que cree que la familia necesita que ella haga.”
Son mujeres tan entregadas que, no conocen lo que es reivindicar algo para sí mismas. Y no saben decir no o poner límites, lo cual afecta su salud física y mental.
¿Te reconocés en estos tipos de abuelos?
Es interesante pensar cómo te ven los nietos, como te ves en ese rol y si te gustaría ser un abuelo diferente.
La relación abuelo-nieto es una relación intergeneracional. Para que haya un vínculo y un diálogo entre las generaciones debe existir presencia, paciencia y creatividad.
Es fácil ser abuelo cuando el nieto es pequeño y te necesita como sustituto del padre o madre, porque es algo que conocés y sabés hacer.
Escucho quejas de los abuelos que cuando sus nietos llegan a la adolescencia no saben o no pueden renovar esa relación: transformarla y sostenerla.
“Cuando voy, apenas me saludan…siempre están ocupados en la computadora…en facebook, jugando, chateando…y no les interesa entablar ningún diálogo”…
Es una queja frecuente.
Por otra parte, muchos de nosotros tenemos internalizado, un modelo de relación distinto. Cuando eramos nietos nos educaban para estar: “hay que estar” nos decían los padres.
Una de las funciones de la familia era acompañar emocionalmente a los más viejos.
En la Navidad “había que estar”, el domingo “era de la familia”, en fin de año nadie se iba con el novio a la costa…
La abuela estaba sola y la acompañábamos, yendo a estudiar a su casa o a ocuparnos de sus necesidades, o a tomar un mate, a ver si teníamos que hacerle un mandado.
Promover el diálogo entre abuelos y nietos pre adolescentes, adolescentes y jóvenes es un gran desafío en estos tiempos.
El tema es quien toma la iniciativa. Los viejos? Los jóvenes?
Las relaciones intergeneracionales se caracterizan por la desigualdad de status de las personas que intervienen, debido a sus diferentes roles sociales. Moragas, considera que este tipo de relaciones son solidarias, prestan ayuda en ciertos momentos vitales y son necesarias en otros.
La solidaridad es vertical? Siempre es de abuelos a nietos? de padres a hijos? O puede circular entre las generaciones?
¿Existen en las relaciones intergeneracionales el “viceversa?
Dos autoras chilenas ( Barros Lazaeta y Mickle) definen a la familia como “Una unidad compleja de cooperación”, un “Conjunto de personas unidas por el sentimiento de pertenecer a un grupo de de parentesco y vinculadas por lazos de solidaridad y afecto”
Solidaridad y afecto.
Hablamos de un lazo de cooperación y compromiso MUTUO, es nuestra responsabilidad enseñar a los más jóvenes a mirar al otro.
Aunque no lo creas, los abuelos hoy, tienen un papel educativo muy importante en la familia.
No sólo como sustitutos paternos, no sólo para cuidar cuando son pequeños y las madres tiene que salir a trabajar sino que, a menudo apoyan y tranquilizan a los niños y adolescentes de la familia en un mundo en que los padres están sobrecargados de trabajo, ocupaciones, stress… y les cuesta poner límites, hablar, sostener la autoridad , hacerse del tiempo y la paciencia para escuchar.
Desde una perspectiva psicológica promover y desarrollar las relaciones intergeneracionales, especialmente entre abuelos y nietos, nos permite entender los beneficios que tienen estos vínculos para el desarrollo personal, la satisfacción, la sensación de comprensión y la salud mental de ambas generaciones.
Aunque te cueste pensarlo los adolescentes y los mayores de 65 años tienen muchas cosas en común: una de ellas…están ambos en busca de una identidad personal, son incomprendidos, poco escuchados, no hay mucho tiempo para dedicarles. Están en conflicto con su cuerpo, atraviesan grandes cambios sin ser comprendidos en su ámbito social. Tienen más en común de lo que crees.
Ahora bien …
Si la familia implica lazos de solidaridad y cooperación mutuas…
No sólo los abuelos DEBEN ser solidarios con sus nietos… los nietos no tienen ninguna obligación para sus abuelos? Sólo pueden recibir?
Quizás como padres educamos a una generación en la falta de solidaridad y empatía con los viejos… SIN QUERER…
Como en otras épocas tuvimos que ocuparnos y ayudar a nuestros abuelos, quisimos que nuestros hijos no tengan esa carga e hicimos de ellos personas ocupadas sólo en sí mismas…mirando su bello ombligo todo el tiempo…
No te llama la atención que un hijo o un nieto diga: “yo no voy a verlo porque me hace mal”…
Es una posición muy egoista!
Hay que aprender a bancarse el dolor de acompañar al otro en un momento de debilidad, de enfermedad, de desamparo.
Las relaciones entre padres e hijos en la ancianidad, entre abuelos y nietos ya grandes, varían entre géneros y culturas. Pero siempre son las hijas mujeres las que se responsabilizan del cuidado de los padres enfermos, asumiendo los hijos el apoyo financiero y la toma de decisiones.
Este modelo, que refleja una división sexual de los roles sociales está en proceso de cambio.
Los cambios llevan tiempo…pero sabemos que todo llega.