Homenaje a nuestros viejos sobrevivientes y resilientes de la Shoá

#Psico+40

 

Hoy 27 de enero es el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.

Un día como hoy pero de 1945 se liberaron los campos de exterminio nazis.

Esta conmemoración tiene la finalidad de aprender de la historia , educar y no olvidar. Porque cuando uno olvida su historia ésta puede repetirse. Cuando uno no entiende o reflexiona sobre su historia, no sabe quién es ni hacia dónde va.

Te quiero contar que hace mas de 10 años trabajo en grupos con personas mayores que han atravesado la Shoá.

Shoá es una palabra en hebreo que se traduce al español como catástrofe. El pueblo judío prefiere hablar de Shoá y no de holocausto. La palabra holocausto remite a tradiciones religiosas muy antiguas, en las que se sacrificaban animales en el fuego en honor a un Dios.

Terminada la guerra el mundo quería olvidar. El pueblo alemán y sus víctimas, todos querían empezar de nuevo.

Algunos para olvidar se enfrentaron con sus desgarradores recuerdos, otros decretaron el olvido, la mayoría siguió adelante tratando de recomenzar la vida, sin hablar de lo sucedido durante más de 40, 50 o 60 años.

Te imaginás alguien silenciando su historia, su dolor por más de 60 años?

Es frecuente en personas que vivieron situaciones de gran sufrimiento y humillación.

Sin embargo sabemos que el silencio no ayuda y la palabra permite apropiarse de la situación, salir del lugar de víctima. Pero las personas tienen su tiempo para hablar.

No fue fácil para ellos rearmar sus vidas, no enloquecer, salir adelante.

Algunos de esos hombres y mujeres que vivieron la peor masacre cometida en la historia de la humanidad, todavía viven, porque en esa época atroz eran niños, adolescentes, jóvenes.

Con ellos me reúno todas las semanas para charlar, aprender y mejorar su calidad de vida en el envejecimiento. El trauma los atraviesa, conviven con recuerdos horrorosos, con pesadillas, con miedos y fobias cotidianos e inconscientes.

Son las personas que más me enseñaron en los últimos años como profesional y como ser humano.

Son personas que salieron adelante en la vida en una época que nadie quería saber ni escuchar acerca de lo que habían vivido. No existían medicamentos ni terapia de grupo, los psicólogos especializados en trauma, no se escuchaba hablar de resiliencia

Cuando la guerra terminó, había mucho por hacer, eran jóvenes que volvían de la muerte, querían una oportunidad, retomar la vida, armaron su familia, emigraron, aprendieron un nuevo idioma, fueron a recónditos lugares, donde muchas veces nadie los esperaba, trabajaron, formaron familias y educaron a sus hijos.

Sin psicoanálisis, sin Rivotril, sin Prozac, como pudieron.

Son un ejemplo de lucha, me han enseñado muchísimo…

Hoy en homenaje a todos ellos, recuerdo a Herbert que escapó de Alemania a los 18 años…solo…su madre se había ido tiempo antes con su hermano, no había visa ni dinero para los tres.

Llegó a Inglaterra y se enroló en una división de soldados judíos al servicio del Ejército inglés. Era paracaidista.

Cuando la guerra terminó entró al campo de concentración donde habían asesinado a su abuela a quien no pudo rescatar, pero si pudo ayudar a otros sobrevivientes.

Tiempo después se encontró solo en la vida y sin proyecto ni rumbo. Se embarcó como marinero en un barco pesquero que iba hacia los países nórdicos, pero en la mitad del viaje la compañía se vendió y el buque fue a parar a Mar del Plata. Allí bajo Herbert con todas sus esperanzas, y solamente un bolsito y apenas unos 20 dólares como todo capital.

Renació de la deshumanización y el horror, trabajó y armó su familia. Fue feliz a su modo, sin olvidar lo pasado y los ausentes.

Si el pudo, nosotros también.

Ellos han sido víctimas, sobrevivieron al horror, a la maldad del hombre y muchos de ellos son personas “resilientes”: tal como define Boris Cyrulnik a la Resiliencia como “ la capacidad para triunfar, vivir y desarrollarse positivamente, de manera socialmente aceptable a pesar de la adversidad que suele implicar riesgo grave de desenlace negativo”.

Otro día hablaremos de la diferencia entre sobrevivir y ser resiliente.