Por: Mariano Domino
“John Bonham tocaba la batería como si fuera lo último que fuera a hacer. Nadie ha vuelto a acercarse a su nivel. Y no creo que nadie lo haga. Siempre será el mejor baterista de todos los tiempos. No puedo explicar la influencia que ha tenido sobre mí. De joven, me pasé años –literalmente- encerrado en mi habitación escuchando sus discos. El objetivo no era sólo memorizar la parte de la batería, sino llegar a reaccionar instintivamente igual que él. A los 15 años me hice uno de sus tatuajes”; así describe el líder de los Foo Fighters, Dave Grohl, al motor y nervio central de Led Zeppelin.
‘Bonzo’ Bonham fue el mayor de los pioneros encargados de erradicar la concepción estandarizada del uso de la batería que hasta entonces se tenía como fórmula costumbrista. La tracción y el pulso vital de Bonham elevaron el instrumento hasta otorgarle ese sonido plano, seco, rotundo y vigoroso que otros tantos bateristas heredaron como inevitable referencia. Es que Bonham marcó el camino de un sinnúmero de bateristas introduciendo múltiples cambios de ritmo en las melodías, logrando que la batería se desmarque de su –junto quizás con el bajo- rol secundario, implantando novedosas formas en la percusión y desbrozando el instrumento hasta consolidarlo como entidad solista. Le daba duro a su tom superior, al de piso, al redoblante, a los címbalos y hasta un par de congas situadas a su izquierda; además, alternaba sus remates con las baquetas, a ratos, y hasta con las manos, a palma pelada, muchas veces hasta dejarlas sangrando por los cortes provocados por el roce con el filo de los platillos.
Un 25 de septiembre de 1980, mientras la banda se encontraba en los ensayos previos a una monumental gira por Estados Unidos, el responsable de empujar desde atrás a esa locomotora de fuerza bruta llamada Led Zeppelin puso punto final a su vida tras beber hasta 40 vasos de vodka (alrededor de 450 ml) en unas diez horas, lo que le provocó asfixia por la aspiración accidental de su propio vómito cuando se encontraba durmiendo. Al día siguiente, a la 1:45pm, John Bonham fue encontrado por Benji Le Fevre -manager detour de la banda- y por John Paul Jones; la autopsia no reveló presencia de otras sustancias en su cuerpo. El hecho ocurrió en la mansión Boleskine House, que había comprado Jimmy Page en Clever, y que también había pertenecido al misterioso ocultista Aleister Crowley, aquel a quien el mismísimo Ozzy Osbourne le dedicara el tema ‘Mr. Crowley’ en su primer disco solista. Problemas
de adicción a la heroína como los que venían azotando a Page y desgracias personales, como la muerte del hijo de Plant debido a una afección estomacal fueron quizás augurios fatales para el desenlace final.
La historia oficial del nacimiento de Zeppelin marca como inicio el año 1968, año en que Jimmy Page abandonó The Yardbirds –conocida por haber reclutado entre sus filas nada menos que a Eric Clapton, Jeff Beck y el propio Page, aunque en momentos distintos- para formar su propia banda. Chris Deja, bajista de The Yardbirds, fue también de la partida, aunque por poco tiempo, ya que luego se convirtió en el fotógrafo de las portadas de Zeppelin. Cuando la banda iba a ser bautizada como The New Yardbirds, el primer vocalista y líder de los primeros Yardbirds propuesto fue Terry Reid, pero rechazó la oferta y recomendó a su joven colega Robert Plant, quien entonces cantaba en The Band of Joy junto con John Bonham, mientras que John Paul Jones reemplazó a Dreja unos meses después de que dejó el bajo.
Las curiosidades de la historia hicieron que hasta un baterista estuviera implicado en el nombre de la banda, ya que fue Keith Moon, baterista ya consagrado en The Who y que también encontró una muerte prematura, había predicho que el proyecto de Page “caería como un Zeppelin de plomo (en inglés Lead Zeppelin, que por cuestiones de fonética contrajo la ‘a’).
La fama del grupo no solo se sustentó en el talento de sus cuatro integrantes, sino en la variedad de influencias que abrevaban en el blues americano, el primer rock and roll y la fusión de soul, jazz, folk, música celta e india, hasta el country y las obsesiones líricas sobre la obra de JRR Tolkien en canciones como ‘Ramble On’, ‘Misty Mountain Hop’ o ‘The Battle of Evermore’.
Durante las presentaciones en vivo de la banda, John Bonham fue ganando renombre de baterista dotado de una técnica impecable complementada con una velocidad, remate e inédita improvisación cuando, durante el tema ‘Moby Dick’, se empeñaba en soltar una descarga de aporreos sobre la batería que duraba –en el mejor de los casos- 14 minutos, hecho que quedó documentado en la película ‘The Song Remains The Same’ del 9 de enero de 1970 durante la presentación de la banda en el mítico Royal Albert Hall londinense.
Tras 32 años de separación, Led Zeppelin ha vendido aproximadamente 300 millones de discos en el mundo -111 millones solo en Estados Unidos- hecho que les ha permitido sumar varios discos de diamante, galardón que solo se le otorgan a aquellas bandas que hayan superado los diez millones de copias. Desglosando cada una de sus producciones, ‘Led Zeppelin IV’ lleva vendidas 23 millones de unidades; ‘Physical Graffiti’ 15 millones; ‘Led Zeppelin II’, 12 y ‘Houses of the Holy’, 11. ‘Led Zeppelin IV’, llamado también ‘Zoso’ por los signos zodiacales que correspondían a los cuatro integrantes de la banda, se editó el 8 de noviembre de 1971 y es el disco más exitoso de la banda y el cuarto más vendido en la historia del rock, según la Asociación de Industria Discográfica de Estados Unidos.
Al momento del fallecimiento de Bonham, la banda tenía contrato vigente con Atlantic Records que los obligaba a grabar un nuevo disco. El resto de los integrantes se negaron a grabar con otro baterista, por lo que finalmente optaron por recolectar material inédito para la realización de ‘Coda’ (1982), el último y póstumo trabajo de la banda que incluyó ‘Bonzo’s Montreux’ un tema de 4 minutos con otro solo de Bonham que grabó el 12 de septiembre de 1976.
Para poder comprender la importancia de Bonham sirvan estas palabras de Page quien, durante un documental de la banda, afirmó que “Robert Plant me recomendó a John Bonham. Su sonido estaba más allá de cualquier límite que pudiese imaginar; de hecho, mi principal reticencia en cuanto al sonido que debía tener Led Zeppelin quedó aclarada en cuanto le vi tocar. Los bateristas con los que había trabajado en sesiones sonaban como si golpearan una caja de cartón, debido a que estaban encerrados en pequeñas peceras de grabación que les chupaban el sonido. Una batería debe respirar. Y Bonham sabía cómo hacerlo, sabía cómo afinarla. Para mí, la batería debe ser la columna vertebral del grupo. Todo lo demás tiene que basarse en ella. Y Bonham era esa columna vertebral”.
El 4 de diciembre de 1980 se hizo público un comunicado de prensa que ponía fin a la continuidad de la banda: “Queremos dar a conocer que la pérdida de nuestro querido amigo y el profundo respeto que le tenemos a su familia, juntamente con un sensación de plena armonía sentida por nosotros y nuestro representante, nos ha llevado a decidir que no podremos continuar como estábamos.”