Made in Mali: Construyendo destino.

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Asno. m. Animal solípedo, como de metro y medio de altura, de color, por lo común, ceniciento, con las orejas largas y la extremidad de la cola poblada de cerdas. Es muy sufrido y se le emplea como caballería y como bestia de carga. Recibir el mote de “Asno” o “burro” en Argentina puede significar dos cosas: o bien esa persona es una completa ignorante de un tema en particular, o bien fue dotada de un arma de destrucción masiva a la hora de los bifes. En Mali, en cambio, el burro o asno (“farka” en songhai) es sinónimo de tenacidad y ése fue el apodo que recibió Ali Ibrahim Touré, luego de ser el único de sus diez hermanos en sobrevivir la dura infancia africana.

Ali Farka Toure

Ali Farka Touré nació en 1939 en Kanau, Mali. Último de diez hermanos, Touré fue el único de los diez niños que logró sobrevivir a una durísima infancia, recibiendo de sus padres el apodo de “Farka” por su tenacidad a la vida. Y sería esta tenacidad inquebrantable la que lo convertiría en uno de los músicos más adorados del continente negro.

La sociedad en Mali (como en casi toda África), está dividida por un sistema de castas. Los músicos y poetas pertenecen a la casta griot. Famosos artistas africanos como Youssou N’Dour, Toumani Diabaté o Papa Susso son griot. Ali Farka Touré, sin embargo, nació dentro de la casta arma y su destino estaba en la milicia. Tenaz y obstinado como pocos, Touré rechazó ese futuro violento (que, dicho sea de paso, acabó con la vida de su padre, que murió combatiendo para Francia en la Segunda Guerra Mundial), se dedicó a cultivar el campo y a descubrir por sí sólo los secretos del gurkel, el violín njarka y la flauta peul.

En 1960 Mali declaró la independencia de Francia y el nuevo gobierno comenzó a promover la música tradicional del país. Para ese entonces, Touré había formado su primer grupo, La Troupe 117, con el que comenzó a tocar en varios festivales de Mali. Ocho años después, viajaría a Bulgaria representando a Mali en un festival internacional.

A pesar de que ya era un músico conocido en su país, Alí Farka Touré se instaló en Bamako en 1970 y trabajó como ingeniero en Radio Mali. Allí, Touré accedería por primera vez a la música occidental, escuchando en especial blues y soul estadounidense. Esta época se convertiría en un punto de inflexión en la percepción musical de Torué, quien seis años después lanzaría su álbum debut, “Farka”, fusionando el blues norteamericano con la música tradicional maliense.

Sería la década del ochenta la que catapultaría a Alí Farka Touré a los primeros planos internacionales. Instalado en la localidad de Niafunké (localidad de la que, como dato de color, fue alcalde en 2004), Touré lanzó en 1988 el disco “Alí Farka Touré”, que se convirtió en un éxito tan grande que provocó la reedición del material suyo grabado en los años setenta.

Ya convertido en uno de los músicos más famosos y respetados del continente africano, en 1991 lanzó “The Source”, con la colaboración del gran Taj Mahal. Luego, en 1994, junto al enorme Ry Cooder publicó, quizá, su mejor álbum, “Talking Timbuktu”, disco que le haría ganar su primer premio Grammy. Volvería a trabajar con Ry Cooder para el álbum “In The Heart of The Moon”, publicado en el 2005 y por el cual ganaría su segundo premio Grammy.

En el año 2003, el director Martin Scorsese impulsa un proyecto de siete documentales sobre el blues. Él mismo filmaría el suyo, donde rastrea en los orígenes del blues. La película se llamó Feel Like Going Home” y es un viaje hacia donde todo comenzó. Un viaje hacia la costa oeste africana. Narrado por el músico Corey Harris, Alí Farka Touré tiene una imprescindible participación.

Leyenda del blues y uno de los más grandes representante de la cultura de Mali y de todo el continente, Alí Farka Touré seguiría lanzando discos hasta el mismo año de su muerte, ocurrido en marzo del 2006, víctima de un cáncer de huesos. Eximio guitarrista, con un estilo minimalista por el cual ha sido comparado con John Lee Hooker, el tenaz Alí Farka Touré no sólo nos regaló su extraordinaria música, sino también la prueba, indefectible, de que con esfuerzo, cualquier cosa se puede lograr.

 

Amandrai, del discazo Talking “Talking Timbuktu” (1994), ideal para escuchar un jueves (los miércoles también sirve), después del trabajo, con luces bajas y en el sillón favorito!