Por: Facundo Etchebehere
Hace poco tiempo una revista especializada publicó un artículo donde reflejaba el crecimiento que evidenciaban las relaciones públicas como disciplina a partir de los nuevos desafíos que presenta el entorno de negocios en Argentina, principalmente para la gestión de intereses.
A pesar de que gran parte de las tareas que tiene esta función está ligada a las relaciones con la prensa, no es común ver muchas publicaciones sobre lo que hacen estos profesionales en medios que no sean especializados. Cada vez más organizaciones o empresas cuentan con posiciones a nivel dirección que gestionan la relación con los diferentes públicos de interés, sus equipos son cada vez más nutridos, y los objetivos que se les plantean a éstas áreas son más exigentes.
En general, el día a día de un profesional de las RRPP tiene mucho que ver con andar en bicicleta, pero no con “bicicletear”, que en lunfardo sería “patear” los temas para adelante. Gestionar los asuntos corporativos, al igual que andar en bicicleta, es mantener el equilibrio mientras se “pedalea” para poder avanzar. Este equilibrio es dinámico, muy diferente al equilibrio estático de las cuatro ruedas. El profesional de ésta área maneja en forma permanente la tensión entre su rol de “bombero” en cuestiones de reputación o de gestión de intereses, para evitar que se produzcan disrupciones en el funcionamiento normal de la organización donde opera, mientras construye el capital reputacional de la organización para el mediano y largo plazo.
Otra tensión que manejan los relacionistas públicos es entre el foco en asuntos públicos y la construcción de reputación. Cada vez más se exige al profesional un manejo integral de habilidades para poder avanzar en la carrera profesional, pero las diferentes formaciones académicas que nutren la disciplina, sumado a los diferentes trayectos profesionales que cada uno trae como “mochila”, hacen que los perfiles o preferencias sean sesgados conspirando con el manejo integral de los retos que se le presentan a las organizaciones.
En el día a día profesional no hay “bicisendas”, los caminos que transita la profesión presentan muchos obstáculos a sortear y muchas exposición personal como núcleo de la gestión.
Si bien cada vez son más las universidades en donde se enseña Relaciones Públicas a nivel de grado, y la oferta de posgrado cada vez es más sofisticada, la relación con públicos de interés, al igual que el andar en bicicleta, es más un arte que una gran ciencia que con teorías expliquen lo que hay que hacer. La experiencia y los casos compartidos son los que orientan a los profesionales en los caminos a transitar, y el sentido común, la inteligencia emocional o la “sanidad mental”, como se dijo en la 3ra Conferencia Internacional de Relaciones Publicas hace pocos días en Buenos Aires, son los que marcan la diferencia entre los profesionales.
Cada viaje, camino y momento tiene sus propias necesidades de contrapesar la inercia poniendo la fuerza en uno u otro lado de la bicicleta. El profesional en relaciones públicas debe saber cómo mantener equilibrios para avanzar. El éxito profesional está en la persona y su capacidad de promover el diálogo, y esto da para otra conversación. Blogging!