Por: Facundo Etchebehere
Para las organizaciones es muy importante contar con el conocimiento preciso de cómo gestionar sus temas clave pero saber quién los puede gestionar es un factor fundamental para el éxito de sus estrategias y posicionamiento.
Las relaciones públicas actúan en escenarios dinámicos en dónde constantemente surgen temas en los que la organización debe profundizar su conocimiento para trabajarlos. La diversidad de situaciones a las que se exponen, y que naturalmente no son propias de la gestión de la organización, hacen difícil que internamente se tenga profesionales “expertos en todo”.
Ante esta situación, es clave que los responsables de Asuntos Corporativos tengan encendido el radar en forma permanente de quienes son aquellos expertos, técnicos, referentes, líderes de opinión, o funcionarios públicos focalizados en esas materias, fundamentalmente, para establecer un relacionamiento estratégico, relacionamiento que le permita a la organización entender las diferentes situaciones que se pueden dar o pedir su ayuda en caso de ser necesario.
En este contexto, una de las acciones fundamentales que podemos llevar a cabo es incorporar como herramienta de gestión un mapeo sistemático de los grupos de interés, “Stakeholder Mapping & Clasification”. Un relevamiento de este tipo no es un listado exhaustivo, es un mapa conceptual, donde tener el nombre y cargo de la persona no es suficiente.
Este mapa se debe elaborar partiendo del listado de Issues que enfrenta la organización hoy y de los identificados como potenciales. En relación a estos, nos podemos encontrar con personas que toman decisiones sobre la materia o también con aquellas que pueden influenciar el desarrollo o evolución que puede tener un tema. Por otro lado, este proceso nos permite también entender cuál es la posición de estos referentes en relación a los temas de interés de la organización, y monitorear en el tiempo como ésta cambia, ya sea por acción o por omisión, obviamente, desde la perspectiva del interés de gestión de la empresa.
Identificados los actores clave, y entendida su posición en relación a los temas de interés, pueden surgir muchas formas alternativas de llevar adelante el relacionamiento, pero para que exista tal, debe haber desde el lado de la organización un responsable de velar por un adecuado proceso, con el objetivo fundamental de centrar los esfuerzos de comunicación en las personas adecuadas en el momento adecuado.
Quien se relaciona con estos públicos identificados es clave. Una organización debe ser respetuosa de a quién pone como interlocutor en cada materia, y el responsable de relaciones públicas de la organización debe ser el guardián de un apropiado juego de roles en el tiempo.
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