Por: Maria Eugenia Capelo
The Following es una serie que se estrenó en Argentina sin mucha expectativa y a diferencia de las series que analizamos en este blog, no es una serie que, al principio, sorprenda tanto al espectador.
Protagonizada por un Kevin Bacon maduro, aunque con los mismos rasgos de su juventud (imposible no recordar aquel adolescente que bailaba en Footlose) la serie tiene un planteo bastante básico no por eso poco interesante.
El es el policía del FBI que pudo cazar al asesino serial de mujeres una vez, adicto al alcohol (aunque eso no interfiere en su trabajo), solitario y marcado por tragedias familiares. Su oponente, Joe Carroll, el asesino, es un profesor de literatura que, en su caso, la adicción pasa por matar mujeres y por la obra de Edgar Allan Poe.
Bacon luchará entonces por volver a encarcelar al hombre que mató a tantas mujeres. De esta manera, y con un marcapasos al cuerpo que le dejó una lucha con su enemigo, el agente vuelve al ruedo. El héroe y su segunda oportunidad de cerrar aquello que volvió a abrirse.
Hasta aquí no es más que la clásica serie de muertes, asesinatos, alegorías y persecuciones entre un cazador y su presa. Pero la vuelta de tuerca que encuentra The Following es la de los seguidores del asesino.
La serie está planteada desde el axioma básico de los buenos y los malos. Estos últimos son los seguidores del asesino que en su mayoría son los out of sistem. Son miembros de grupos de inadaptados, sienten que sus vidas no tienen rumbos, se sienten vacíos.
Piensan que la única forma de salvarse y de elevar sus vidas es consagrarse a Joe quien los seduce intelectualmente a que formen una especie de culto hacia su persona y lo que él persigue. Esto implica que los seguidores se vean obligados a sacar afuera sus pulsiones más violentas, a hacer sacrificios e incluso hasta asesinar.
The Following refleja de alguna manera la fascinación que tiene un sector estadounidense por la violencia y las muertes. Intenta mostrar cómo se generan esos arranques que habitualmente vemos en las noticias de “tiradores solitarios” que, armados, provocan masacres en lugares públicos, escuelas, universidades, etc.
Estos seguidores pueden ser cualquiera de nosotros: un estudiante, un profesional, un ama de casa o un policía. Toda persona puede ser seducida por estos bajos instintos de violencia y matar en serie. The Following muestra esto: quien hasta hacía nada parecía una persona agradable y normal puede tener un brote y provocar una tragedia.
Por eso, como dijimos al inicio, The Following parece ser una clásica historia de policía y asesino pero es mucho más que eso. Joe sabe que necesita de todo un armado para cumplir con su objetivo, que es reconquistar a su ex mujer y a su hijo. Eso sólo puede lograrlo como afirma en un episodio y parafraseando un tema de Los Beatles “with a little help from my friends”.