Por: Maria Eugenia Capelo
Por qué nos gusta Game of Thrones? Creo que es una pregunta muy amplia.Incluso nuestra presidenta Cristina Fernandez de Kirchner manifestó semanas atrás que era una fiel espectadora de esta serie. Tal vez si quisiéramos convencer a alguien que la viera y le contáramos el argumento no se sentiría muy atraído en un primer momento. Game of Thrones es ese tipo de series que atraen desde lo visual y que cuentan con una base argumental un tanto rebuscada en cuanto a nombres, locaciones y temporalidades.
Más allá de la trama sobre ambiciones políticas, traiciones, pactos sellados y violados a la vez, Game of Thrones tiene un aire fantasioso que hace difícil enmarcarla en un género determinado. Es una serie sobre el manejo de poder? Pertenece al género metafísico o fantástico? Es imposible definir.
Cuando nos sentamos a ver Game of Thrones encontramos condimentos de varias películas que, como esta serie, pasaron primero por ser libros exitosos. Sin duda el paralelismo con la saga de “El señor de los anillos” resulta el más cercano: personajes con capacidades extraordinarias, enemigos fantasmagóricos e inhumanos, animales fantasiosos, hombres de honor y traidores despiadados, etc.
Game of Thrones posee momentos que nos pueden resultar extremadamente anacrónicos y otros increíblemente actuales. Dentro de los primeros podríamos incluir el uso desmedido e impiadoso de la violencia con el enemigo, la falta de respeto por los derechos del otro o del distinto, un rol de las mujeres (salvo algunos ejemplos) como objetos. Sin duda la imagen del príncipe sobrino de Lady Stark tomando de la teta de su tía a la edad de 12 años impacte visualmente y culturalmente ante nuestra mirada de siglo XXI.
Pero dentro de los segundos, encontramos increíbles analogías con la actualidad. Las traiciones políticas y sus alianzas, los cambios de un grupo de poder a otro, aquel que es fiel a sus ideales y que puede cambiar todo por el bien de su familia, quienes traicionan por unas pocas monedas. Seguramente la manera de resolver todas estas situaciones se muestra de forma diferente, pero a su vez hacen que el espectador se sienta identificado en cómo se manifiesta el poder en su sociedad.
Sin duda todos los personajes resultan esenciales en la trama y cometeríamos una gran injusticia mencionando a unos sí y a otros no, pero aclarado esto creo que merecen un párrafo aparte Tyrion Lannister (Peter Dinklage) y Daenerys “Khaleesi” Targaryen (Emilia Clarke).
El primero, marcado insistentemente por ser enano, interpreta al miembro de una familia que desea gobernar los siete reinos. Dueño de un increíble manejo de la ironía y la picardía, Tyrion no escasea a la hora de manifestar todo tipo de excesos (con el alcohol y con el sexo) y también puede mostrarse tierno con los niños y accesible al diálogo. Es un personaje que llena las escenas cada vez que irrumpe a pesar de su baja estatura.
Khaleesi (reina en el lenguaje de los Dothraki) por su parte comienza siendo una frágil doncella, heredera de una gran herencia que le fue arrebatada. Su suerte cambia cuando su hermano decide retomar el poder y se alía a un grupo de salvajes (Los Dothraki) y entrega a su hermana al líder de ese grupo primitivo (Khal). Su personaje es el que más modificaciones tiene: Se hace una mujer firme, poderosa, con capacidad de manejar grandes grupos de soldados que responden a ella como una divinidad y tiene el poder de manejar a los dragones.
Este Juego de Tronos promete nuevas temporadas. Quienes siguen la serie son un grupo de fanáticos que tienen casi una relación adictiva y aquellos que todavía no se acercaron a verla, no estaría mal que le dieran un vistazo a esta serie que vino a romper un molde sobre cómo contar historias.