Por: Natalí Ini
Los productores de Breaking Bad nos han puesto a prueba este último año, sus fans hemos sufrido un síndrome de abstinencia. En 2012 se estrenó la mitad de los capítulos de la quinta y última temporada de la serie del momento. El 11 de agosto empieza esta segunda parte en la que degustaremos cada capítulo como una última cena.
Walter White es contemporáneo de muchos otros héroes amorales pero queribles. Entre sus colegas se encuentran Dexter, Tony Soprano, McNulty y Don Draper. Gracias a los tiempos que permiten las series uno llega a conocer profundamente a estos personajes. Es por eso que podemos comprender sus delitos y hasta seríamos cómplices si así nos lo pidieran, pues se han ganado nuestro corazón.
Walter White (el brillante Bryan Cranston), profesor de química en una secundaria de Albuquerque, tenía una vida aburrida hasta el día que le dicen que tienen un cáncer terminal. A partir de ese momento la vida de este personaje es todo menos aburrida. En su intento por vivir sus últimos meses a pura adrenalina y deseando una mejor economía para su familia una vez que el muera, decide utilizar sus conocimientos sobre química para cocinar metanfetamina. Su compañero de ruta es un ex alumno Jesse Pinkman (el actorazo Aaron Paul). Estos dos personajes empiezan a recorrer un camino de enfrentamientos con narcotraficantes, agentes de la DEA y mafiosos.
Claramente entre ellos se sigue dando una relación de profesor-alumno. Jesse lo llama Mr White hasta las últimas temporadas y Walt asume ese rol que tanto añoró: el de controlarlo todo, tener alguien a su cargo a quien darle órdenes. En esta nueva vida se le desencadenan la violencia y ambición que estuvieron contenida durante años. Jesse y Walt se necesitan el uno al otro para lograr el negocio. El profesor se ocupa de las pociones y el joven adicto de la distribución.Cuando estamos capturados frente a la pantalla sentimos pena por Jesse y nos enojamos con Walt. Claramente el profesor sigue ejerciendo su poder -por momento bastante cruel- sobre el joven adicto desdichado y rechazado por su familia.
A lo largo de sus cinco temporadas, Breaking Bad tiene escenas realmente impactantes para la vista. Recuerdo por ejemplo ver la cabeza de un enemigo de Walt sobre una tortuga que camina por el desierto, ver los síntomas que causa la quimioterapia, un hombre con la cara desfigurada por una bomba, o una joven que muere por una sobredosis. Pero lo que realmente impacta son las emociones que despierta esta serie. La empatía que sentimos por Walter White, a quien vimos convertirse en un diablo, el miedo que sentimos en momentos decisivos, la desesperación cuando están por descubrir la vida secreta de Walt. Y muchas emociones más. Breaking Bad, al igual que la mentanfetamina, es muy adictiva. Viendo esta serie, nuestra vida es todo menos aburrida. Te extrañaremos querido Walter White.