Salir de la cárcel: Rectify

#Serióloga

Un policía y un preso. El policía le trae la ropa y se da vuelta para que el preso se cambie. Daniel queda atónito. Después de muchos años, vuelve a tener intimidad. Esta es la primera escena de la serie Rectify.

Rectify

Hacía pocos días había empezado a ver Orange is the new black (vi 7 capítulos), mi primera decepción de Netflix, que trata de una chica bien que va a la cárcel por un delito vinculado al narcotráfico cometido hace muchos años atrás. La serie  se propone tocar mil temas que dan para el debate sin profundizar en ninguno: la cárcel, el racismo, la homosexualidad, las drogas ilegales, lo psicofármacos y los abusos de los policías con las presas.

El contraste al ver Rectify fue abismal. Es cierto que  es un poco injusto compararlas porque cuentan historias de cárceles completamente diferentes y se trata de gustos, a mi me gustan los dramas. Orange es una comedia dramática pero ni chicha ni limonada. No me gustan esas series lavadas. Rectify me conquistó desde la primera escena y también porque en el primer capítulo suena una de mis canciones preferidas: Flume de Bon Iver. Es un drama de esos en lo que no te explican todo, que algunas escenas no sabés bien por qué las pusieron allí y te quedás alerta para poder ir armando la compleja historia de Daniel Holden, el preso que estuvo por 20 años en el corredor de la muerte: el ala agónico de las cárceles, en donde los presos condenados esperan su ejecución. Acusado de violar y matar a su novia siendo ambos adolescentes, Daniel queda en libertad provisoria por una muestra de ADN que prueba su inocencia. (Tengo código spoiler, no cuento nada que no esté en el primer capítulo)

Rectify habla de salir de una cárcel real, pero la manera de relatarlo hace que uno pueda identificarse con lo sufrido por Daniel. Cada uno tiene una cárcel de la que salió o quiere salir. La magia de los buenos relatos, es poder llevar la vida simple de un  espectador a esos lugares conmovedores. Daniel pasó muchos años en un cuartito de 2×2 de cemento y de repente vuelve a tocar el pasto y a comerse un chocolate tirado en un parque. En esa escena, más que la emoción de Daniel, es la emoción de su hermana la que conmueve. Amantha lo mira desde el auto. Esa es la primera salida de Daniel en soledad y ella no se aguanta, y lo sigue. El vínculo entre hermanos está tan bien retratado, Amantha nunca logra desprenderse de ese afecto tan primario, vive su vida en paralelo a la de su hermano.

Rectify mezcla escenas de la cárcel con la vida de Daniel en libertad. En su cubículo de 2×2 Daniel tiene de un lado, a un perverso que lo provoca constantemente con el crimen que supuestamente cometió y del otro, un amigo con el que se divierten y tiene buenas charlas. Hablan por la ventilación de los calabozos y eso le da a las voces algo mágico, como si fueran esas voces internas que todos tenemos. Y en su vida en libertad en su pueblo Paulie en el estado de Georgia, sigue siendo un preso de la condena social, preso del infierno grande.

Otros argumentos para convencerlos: el protagonista es muy buen mozo. La serie transcurre en un pueblo del estado de Georgia y todos hablan con ese acento del sudeste de Estados Unidos. Es de los mismo productores de Breaking Bad.