No tengo un amigo gay

#Serióloga

No tengo un amigo gay (creo). Pero en estos días empecé a ver una serie llamada Looking, producida por HBO, que relata las historias de tres hombres gays a quienes ya los siento mis amigos.

En una de mis primeras materias de la carrera, leímos un libro “La cuestión gay” del sociólogo Ernesto Meccia. Es una investigación sociológica excelente por la perfecta metodología y por lo incómodo de su planteo. Tengo el libro en mi biblioteca pero decidí no abrirlo para escribir esto, decidí probarme qué me había quedado de ese libro que en su momento me resultó revelador y reconocí en él frases hechas que yo había pensado o que había escuchado en mi entorno.

Lo que quedó en mi memoria fue la idea de que ser homosexual no es solamente con quien uno se acuesta, no vale nada la frase “en su cama que haga lo que quiera” “de su vida privada que haga lo que se le antoje”. Ser homosexual es vida pública y vida privada. Es vida pública porque si se besan a la vista de todos, son observados mientras que los heterosexuales no. Es público porque todos pretenden que ese hombre tenga una novia, porque ese hombre deberá ocultar su homosexualidad para acceder a un trabajo.

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En Looking se ve la vida pública y privada de los personajes. Al principio, pensé que esta serie sería un rejunte de clichés sobre los gays. En el primer capítulo, Patrick, el protagonista, hace cruising con sus amigos (conocí este fenómeno de la mano de Dave en Six Feet Under), pensé que la serie tomaría un camino “gay trash” donde vería escenas sexuales entre hombres drogados en un baño destrozado. Pero Looking no tomó ese camino, la serie logra mostrarnos la vida cotidiana de distintos hombres homosexuales. Tal vez cada personaje obedezca a un estereotipo, Patrick es el gay menos experimentado, que nunca tuvo una relación estable y cuya familia no termina de sentirse cómoda con su homosexualidad . Dom es el veterano que tiene sexo con jóvenes y frecuenta saunas para tener sexo casual. Y, por último,  Agustín es el artista liberado con una relación abierta.

Lo que me gustó de Looking es que no se trata de gays con problemas para salir del closet o que se esconden o que son discriminados. Si bien sigue siendo una realidad, en la medida que los medios sigan repitiendo eso, se sigue legitimando e incrustando en el imaginario social. Looking ayuda a quienes como yo, no tenemos amigos gays, a entrar en sus vidas íntimas, a conocer sus estilos de vida, a mirarlos, a que no se oculten (así interpreto el título Looking).

No es casual que esta serie transcurra en San Francisco, escenario de importantes conquistas de la comunidad gay. En 2013, California terminó de legalizar el matrimonio de personas del mismo sexo y, considero, que eso también impulsó a HBO a estrenar Looking. Mírenla.